Televisión

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Televisión y ontología

Desde el materialismo filosófico, la televisión tiene un carácter ontológico ya que en la relación establecida entre ella y los sujetos operatorios aparecen involucradas ideas ontológicas tales como realidad, verdad o apariencia. En analogía con las familias de las teorías de la ciencia, podemos distinguir cuatro modelos de concepciones posibles sobre las apariencias y verdades en televisión: el modelo "descripcionista" (modelo I), el modelo "teoreticista" (modelo II), el modelo "adecuacionista" (modelo III) y el modelo "circularista" (modelo IV).

Modelo I

Según esta concepción, la televisión se interpreta como un aparato que básicamente se limita a registrar o reflejar el mundo real. La teoría de la verdad subyacente a este modelo es la verdad como desvelamiento de la realidad. Esta concepción, o al menos su versión más radical, ha sido denominada teoría ingenua de la televisión por los partidarios de la teoría crítica de la televisión.

Modelo II

Corresponde a un inmanentismo sustantivador de las imágenes televisivas que las desconecta del mundo. La verdad se interpreta aquí como mera relación o coherencia entre las imágenes de la pantalla.

Modelo III

Según este modelo, la verdad televisiva consiste en la adecuación o correspondencia isomórfica entre las imágenes de la pantalla y las realidades del mundo.

Modelo IV

Es el propuesto por el materialismo filosófico y consiste en una crítica dialéctica de los modelos anteriores. En efecto, los modelos I, II y III consideran que el mundo (M) y las imágenes o apariencias televisivas (P) son totalidades unitarias, sustancializadas, que pueden ser incluidas una en la otra. El modelo I peca de interpretar al televidente como un sujeto pasivo y no como un sujeto operatorio que interpreta activamente las imágenes que percibe. El modelo II disocia gratuitamente las apariencias televisivas del mundo real. El modelo III fracasa cuando se constata lo dudoso de la relación isomórfica misma. Sin embargo, el modelo IV entiende que P y M son géneros abstractos que están constituidos por componentes heterogéneos (m1, m2, ..., mn; p1, p2, ..., pn) entre los que pueden establecerse conexiones.

Televisión material y televisión formal

La distinción televisión material/televisión formal no se basa tanto en el hilemorfismo como en la distinción escolástica que equipara material/formal a genérico/específico. La televisión material corresponde entonces a la televisión "efectivamente existente" considerada como un medio más dentro del género de los medios de comunicación, mientras que el concepto de televisión formal tiene que ver con aquella diferencia específica transgenérica en el sentido de que desborda el género "medios de comunicación". Según el materialismo filosófico, la diferencia específica de la televisión formal es la clarividencia entendida como la propiedad que permite ver objetos a través de los cuerpos opacos. La clarividencia va referida a contenidos apotéticos que están en continuidad causal con los sujetos televidentes y, por tanto, hace imposible disociar los componentes televisivos tecnológicos de los contenidos televisivos semánticos. La televisión formal corresponde a la televisión en directo.

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