Categoría

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Categorías aristotélicas
Substancia
Cantidad
Cualidad
Relación
Lugar
Tiempo
Modalidad
Hábito
Acción
Pasión

Concepto ligado, tanto en el realismo aristotélico como en el idealismo trascendental kantiano, a las diferentes clases de predicados de un sujeto determinado, en tanto que contradistintas a los predicables como figuras de la cópula. Aristóteles formuló diez: aparte de la sustancia, estarían la cantidad, cualidad (intrínsecas a la sustancia), relación (intrínseca relativamente), modalidad, tiempo, hábito, lugar (categorías extrínsecas), acción y pasión (categorías mixtas) . Kant reducirá a cuatro el estudio de las categorías: cantidad, cualidad, relación y modalidad. La sustancia quedaría reducida al esquema categorial de la inherencia (en el sentido empirista) en la categoría de la modalidad.

La Idea de categoría (en el sentido en que se utiliza en la teoría del cierre categorial) tiene que ver principalmente con las totalidades atributivas (y, a través de estas, con las totalidades distributivas).

La idea de categoría envuelve la idea de todo. Esta conexión se advierte claramente a través de la conexión entre la categorización y la clasificación. Las clasificaciones implican desarrollos de todos en partes y recíprocamente. El sistema periódico de los elementos, los reinos, los tipos, los individuos son totalizaciones. Por lo demás, la tradición aristotélica conoció las múltiples intersecciones que las ideas de todo y parte tienen con la teoría de la ciencia y con la doctrina de las categorías. Bien es cierto que, en la tradición latina, la sustitución de todo por universal contribuyó a desvirtuar el marco de los todos y las partes en el que están dibujados los géneros supremos o categorías. Sin embargo, Santo Tomás habla del universal como un todo que está presente en sus diversas partes, como animal en caballo y hombre. Hay circunstancias objetivas que podrían ser invocadas para explicar la tendencia a desentenderse de las ideas de todo y parte en el momento de tratar las cuestiones gnoseológicas que se suscitan en torno a las categorías. Pero una cosa es desear eliminar críticamente las ideas de todo y parte del horizonte de la teoría de la ciencia, y otra cosa es poder eliminarlas. Pues la idea de todo está presente, casi de un modo ubicuo, en las más diversas ciencias: en Matemáticas (conceptos como conjunto o clase), en las ciencias biológicas, sociales o culturales (ideas como las de estructura o sistema...) Sin duda, la clave del asunto hay que ponerla en la orientación que inspira el tratamiento de los universales como totalidades distributivas al modo de Porfirio: el género es un todo, el individuo es una parte y la especie es a su vez todo y parte.

Una categoría, a efectos gnoseológicos, es una totalidad atributiva en la que ha sido posible concatenar, por cierres operatorios, unas partes con otras en círculos de radio más o menos amplio, intercomunicados entre sí.

Categorías kantianas
Cantidad
Cualidad
Relación
Modalidad

Las categorías no son, según esto, meros recursos taxonómicos; tienen una dimensión arquitectónica. Las categorías constituyen una ejecución del principio platónico de la symploké (aun cuando este principio no implique, de por sí, el principio de las categorías), según el cual «no todo está vinculado con todo». Las categorías son los círculos tejidos por los términos y proposiciones, vinculados conceptualmente (y, en el mejor caso, científicamente); lo que no quiere decir que las categorías sean círculos o esferas independientes, «megáricas».

Las Ideas atraviesan varias categorías, o todas ellas: son «trascendentales»; sin embargo, las Ideas no dan pie para una construcción científica estricta, y su estudio corresponde a la filosofía (que por tanto no es una ciencia, sin que esto signifique que sea una construcción gratuita, arbitraria o irracional).

Las ciencias, en cambio, se mantienen en los diferentes recintos categoriales y constituyen el mejor criterio para determinar una lista, si no una tabla, de categorías («tantas categorías como ciencias» en lugar de «tantas ciencias como categorías»).

Según L. M. de Rijk, el sentido de vocablos tales como kategoría, katégoros, kategoréo antes de Aristóteles fue no filosófico. En Esquilo y en Hipócrates katégoros significa 'que revela'. En Heródoto el mismo término significa 'acusador'. También en Heródoto, el verbo kategoréo significa "muestro" o "afirmo".

Con gran frecuencia kategoría significó "acusación" o "reproche". En este sentido el término kategoría se contraponía al vocablo apología, 'defensa' o 'alabanza'. Aristóteles fue el primero que usó kategoría en sentido técnico. A veces puede traducirse por 'denominación'; a veces, por 'predicación' y 'atribución'. Lo más corriente es usar simplemente el vocablo 'categoría'.

En el tratado sobre las categorías el Estagirita divide las expresiones en expresiones sin enlace —como 'hombre', 'es vencedor'— y expresiones con enlace — como 'el hombre corre', 'el hombre es vencedor'. Las expresiones sin enlace no afirman ni niegan nada por sí mismas, sino solamente ligadas a otras expresiones. Pero las expresiones sin enlace o términos últimos y no analizables se agrupan en categorías. Aristóteles da varias listas de éstas. La más conocida es la que aparece en Cat., IV 1 b 26 sigs.: 1. Substancia, como 'el hombre' o 'el caballo'; 2. Cantidad, como 'dos o tres varas'; 3. Cualidad, "blanco"; 4. Relación, como 'doble', 'medio', 'mayor'; 5. Lugar, como 'en el Liceo', 'en el mercado'; 6. Tiempo o fecha, como 'ayer'; 7. Situación o postura, como 'echado', 'sentado'; 8. Posesión o condición, como 'armado'; 9. Acción, como 'corta', 'habla'; 10. Pasión, como 'cortado'. Otra lista, también de 10 categorías, pero en la cual la expresión ousía es sustituida por tí esti aparece en Top., IX 103 b 23. Y otra lista, de 8 categorías (las antes mencionadas, menos situación y posesión), es presentada en Phys., V 225 b 5-9. Esto parece dar a entender que el Estagirita no consideraba la lista de las categorías como fijada de una vez para siempre y que en principio podía descubrirse que una categoría era reductible a la otra, pero algunos autores no admiten esta interpretación y suponen que las categorías son y deben ser precisamente las diez indicadas.

Mencionaremos a continuación varios problemas planteados por la doctrina aristotélica de las categorías, pero antes advertiremos que es necesario no confundir las categorías o praedicamenta ni con los predicables ni tampoco con expresiones tales como 'el ser' o 'lo uno', los cuales son trascendentales.

El primer problema es el de la naturaleza de las categorías. Se han propuesto varias interpretaciones de las cuales mencionamos: (1) Las categorías son equivalentes a partes de la oración y deben ser interpretadas gramaticalmente (Trendelenburg). (2) Las categorías designan expresiones o términos sin enlace que significan la substancia, la cantidad, la cualidad, etc. Esta opinión (W. D. Ross) es basada en una interpretación lingüística o semántica de las categorías y tiene un muy firme fundamento en muchos textos del Estagirita. (3) Las categorías designan posibles grupos de respuestas a ciertos tipos de preguntas: "¿Qué es x?", "¿Cómo es x?", "¿Dónde está x?", etc. Cada tipo de pregunta "recoge" (como señala G. Ryle) ciertos tipos de predicados, de tal suerte que "cualesquiera dos predicados que satisfacen la misma forma interrogativa son de la misma categoría". Esta opinión puede ser designada también como semántica, pero como tiene el inconveniente de no explicar la diferencia entre la substancia y el resto de las categorías debe completarse indicando que las categorías no solamente expresan grupos de predicados, sino también grupos de sujetos. (4) Las categorías expresan flexiones o casos del ser y pueden ser definidas como géneros supremos de las cosas. (5) Cualquier interpretación dada a las categorías debe tener en cuenta la evolución del pensamiento de Aristóteles al respecto. Puede suponerse que hay una evolución cuyas etapas principales y sucesivas están expuestas en los Tópicos, en la Metafísica y en las Categorías. K. von Fritz, defensor de esta opinión, indica en su apoyo que el sentido primario de kategoreisthai se transformó bien pronto en Aristóteles: de acusar pasó a significar enunciar. Por eso Aristóteles comenzó por concebir la categoría como "esquema de la categoría", o "géneros de las categorías". Ello significa que en los estadios iniciales de su meditación sobre este problema el Estagirita no concebía las categorías como "géneros de las cosas" y mucho menos aun como lo que serán luego en Kant, sino simplemente como tipos de enunciados que indican los distintos modos de decir.

A nuestro entender, la interpretación semántica y la interpretación ontológica tradicional son igualmente válidas, pues las categorías no son solamente para Aristóteles términos sin enlace no ulteriormente analizables, sino también diversos modos de hablar del ser como substancia, cualidad, cantidad, etc.

El segundo problema es el de la relación entre la substancia y las demás categorías. Aunque es cierto que puede contestarse '¿Sócrates es una substancia?' a la pregunta '¿Qué es Sócrates?', siempre resulta que la categoría de substancia es concebida como más fundamental que las otras, en virtud de conocidos supuestos filosóficos del Estagirita. Por otro lado, mientras la substancia se divide en substancia primera y substancia segunda, en las demás categorías no aparece tal división. Esta dificultad es solucionada por algunos autores (Ross, Stout) declarando que si bien todas las categorías que no son la substancia están presentes en un sujeto, hay algunas cosas en tales categorías que son también afirmadas de un sujeto, y otras cosas que no lo son.

El tercer problema es el del conocimiento de las categorías. Puede preguntarse si su conocimiento es empírico o no empírico. La solución de Aristóteles es intermedia: las categorías son obtenidas mediante una especie de percepción intelectual.

El cuarto problema es el ya mencionado sobre el número de categorías. Las soluciones son: (a) Un número indeterminado; (b) Un número determinado. Esta última opinión se atiene a la lista de diez categorías. Pero a su vez esta opinión puede manifestarse de dos modos: (I) Las categorías son derivables sistemáticamente; (II). Las categorías no son derivables sistemáticamente. Los partidarios de (I) intentan con su respuesta contestar a la objeción de Kant a que nos referiremos luego, pero sin tener bastante en cuenta el distinto sentido que tienen las categorías kantianas. Para su tesis se basan en el hecho de que: (1) El predicado denota el quid del sujeto (substancia). (2) El predicado puede estar en el sujeto en sí mismo invariablemente (cantidad) o (3) en sí mismo variablemente (cualidad). (4) El predicado puede estar en el sujeto con respecto a otra cosa (relación). (5 y 6) El predicado puede estar fuera del sujeto como una medida (lugar, tiempo) o (8) de un modo absoluto (posesión). (7) El predicado puede referirse al sujeto sin necesidad de cópula (situación). (9) El predicado puede estar en el sujeto en algunos respectos y fuera de él en otros respectos: en el sujeto como su principio (acción) y (10) en el sujeto como su fin (pasión). Esta doctrina tiene el inconveniente de basarse excesivamente en la relación sujeto-predicado, que no parece entrar sino muy forzadamente dentro de la doctrina de las categorías.

Puede preguntarse ahora si hay precedentes para la doctrina aristotélica. Usualmente se considera que los más importantes se encuentran en Platón, quien consideró el ser, la igualdad, la alteridad, el reposo y el movimiento como los géneros supremos y la igualdad y desigualdad, el ser y el no ser, el impar y él par, la unidad y el número como propiedades comunes del ser. Muchos autores, sin embargo, se niegan a admitir que haya equivalencia entre dichas nociones y las categorías aristotélicas. Parece probable que las nociones de substancia, cualidad, modo y relación propuestas por los estoicos fueran una derivación de las categorías aristotélicas. En cambio, es menos probable que la doctrina categorial de los neoplatónicos sea superponible a la aristotélica. Daremos como ejemplo la teoría de las categorías de Plotino. Plotino admite como géneros del ser los siguientes: el ser, el movimiento inteligible, el reposo o estabilidad, la identidad o lo mismo, y la diferencia o lo otro. Los géneros son distintos entre sí y a veces parecen opuestos, pero en rigor pertenecen a la unidad suprema y son como partes y elementos de ella. Cierto que esto ocurre sobre todo con las categorías del mundo inteligible. Las categorías del mundo sensible pueden ser consideradas hasta cierto punto en sí mismas sin que ello signifique cortar sus raíces con lo inteligible.

El problema de las categorías pasó a la filosofía medieval, donde fue amplia e insistentemente tratado en tanto que doctrina de lo que desde Boecio se llamaron los praedicamenta. Éstos eran también géneros supremos de las cosas, por lo cual se distinguió entre los predicamentos o categorías y los predicables o categoremas. En efecto, los predicables son las cosas atribuidas al sujeto según la razón del género, de la especie, de la diferencia, etc., en tanto que los predicamentos consideran la cosa en sí misma. De ahí que los predicables sean principalmente objeto de la lógica, en tanto que los predicamentos pueden ser considerados como objetos de la lógica o de la metafísica. En tanto que géneros, deberán ser distinguidos de los trascendentales del ser. Partiendo de esta base, los predicamentos eran divididos en la escolástica de acuerdo con la tabla aristotélica (con algunas variantes, tal como la de Gilberto Porreta). Esta teoría de las categorías experimentó diversas transformaciones ya a partir del siglo XIV, cuando Occam definió los predicamentos como términos de la primera intención, incluyendo en ellos principalmente la substancia, la cualidad y la relación.

En la época moderna la doctrina de las categorías siguió el destino de las sucesivas reelaboraciones metafísicas. De más está decir que en el "racionalismo" las categorías comprendían generalmente la substancia y sus modos. Así, en Leibniz, las categorías admitidas son substancia, cantidad, cualidad, acción o pasión y relación. Pero ya en la medida en que el pensamiento moderno se mueve en la dirección que habrá de desembocar en Kant, la categoría se va convirtiendo, como en Locke, en "función del pensamiento". El intento de salvación de la validez objetiva de la categoría incitó a la escuela escocesa del sentido común a suponer que las categorías son, como las notiones communes de los estoicos, "principios racionales comunes".

Para Fichte las categorías son engendradas por el Yo en el curso de sus actividades o Handlungen. Hegel distingue entre formas del ser y formas del pensar. Podemos considerar como categorías el ser, la esencia y el concepto. Schopenhauer reduce las categorías kantianas a la sola categoría de causalidad. Eduard von Hartmann trata de las categorías (1) en la esfera subjetivamente ideal, (2) en la esfera objetivamente real y (3) en la esfera metafísica. Distingue, además, entre categorías y conceptos de las categorías. En todos estos autores tenemos una idea de la categoría que no es solamente real o solamente conceptual. Sin embargo, en el curso de la evolución de las doctrinas categoriales durante el siglo XIX ha habido una fuerte tendencia a acentuar el carácter "objetivo" de las categorías. Veamos algunos ejemplos.

Trendelenburg define las categorías como conceptos que se originan en la reflexión sobre las formas del movimiento. Pero al distinguir entre categorías reales y categorías modales intenta establecer un puente entre lo objetivo y lo "subjetivo". Hermann Cohen admite que las categorías son condiciones del pensar, pero condiciones lógicas necesarias, de tal suerte que no se sabe si pertenecen o no realmente al objeto. Todo depende de que el momento constitutivo de la categoría predomine sobre el regulativo. Análogos caminos hacia intentos de mediación y busca de un nuevo fundamento ontológico pueden rastrearse en las doctrinas categoriales de Renouvier y Hamelin. Renouvier parte de un cuadro de nueve categorías, a cada una de las cuales corresponde una tesis, una antítesis y una síntesis. El propósito de este cuadro no es tanto el de establecer el conjunto de las determinaciones por las cuales se rige el conocimiento como el de solucionar los dilemas metafísicos capitales y hacer planear la categoría de la persona. La tendencia al primado de la noción ontológica de la categoría se afirma en los trabajos posteriores de este autor, sobre todo al reducir el cuadro a las categorías de relación, lógicas, de posición y de personalidad. De un modo semejante, Hamelin concibe las categorías como "elementos principales de la representación", pero se propone asimismo mostrar cómo el conjunto de las relaciones categoriales es no sólo una manera de pensar el mundo, sino lo que el pensamiento descubre sobre la constitución última de lo real. Los "elementos" parecen situados también entre las categorías y los datos inmediatos, pero la síntesis tiende a acentuar el momento primero sobre el segundo y a devolver al "elemento" el carácter predicamental que le faltaba en sus comienzos.

Los sistemas de categorías han abundado a partir de las últimas décadas del siglo pasado y comienzos del siglo actual. Según Paul Natorp, hay tres tipos de categorías básicas: (1) Categorías de la modalidad; (2) Categorías de la relación; (3) Categorías de la individuación. Estas categorías son "funciones productivas de la constitución del ser". William James bosquejó una trama categorial basada en la relación como algo perteneciente a la cosa misma. Así, las relaciones o categorías son: estar con, ser adyacente en el espacio y distancia, actividad, causalidad. Heinrich Meier presenta una tabla categorial de tendencia fuertemente objetivista y en la cual se analizan sucesivamente las categorías presentativas, noéticas, abstractivas, objetivas y modales. Peirce admite varios tipos de categorías. Ante todo, las categorías fenomenológicas o faneroscópicas, que Peirce llama Categoría Lo Primero, Categoría Lo Segundo y Categoría Lo Tercero. La Categoría Lo Primero o cualidad de sensibilidad es "la idea de lo que es tal cual es, independientemente de cualquier otra cosa". La Categoría Lo Segundo o reacción es "la idea de lo que es tal cual es, siendo Segundo respecto a algún Primero, independientemente de cualquier otra cosa". La Categoría Lo Tercero es "la idea de lo que es tal cual es, siendo un Tercero o medio entre un Segundo y un Primero". Estas categorías son llamadas también Primeridad, Segundidad y Terceridad. Junto a las categorías faneroscópicas hay las categorías metafísicas. Éstas pueden clasificarse en modos de ser, y en modos de existencia. Finalmente, hay las categorías cosmológicas, que son: azar, evolución y continuidad. Estos sistemas categoriales se entrelazan a veces. Paul Weiss ha formulado una teoría de los "modos de ser" que puede considerarse como una teoría general de las categorías; según este autor, hay los cuatro modos siguientes: actualidad, idealidad, existencia y Dios. También han presentado sistemas categoriales B. Petronievitch, S. Alexander y B. von Brandenstein. Varios de los sistemas categoriales últimamente mencionados son de carácter "realista". Las categorías son en tales sistemas modos de ser y no formas "subjetivas" impuestas a lo real, como ocurre en los sistemas categoriales de inclinación "idealista". Tendencia realista manifiestan asimismo varios autores a los que vamos a referimos de inmediato.

Uno de ellos es Husserl. Husserl y muchos fenomenólogos admiten la posibilidad de intuiciones categoriales. Puede distinguirse, pues, entre categorías como conceptos y categorías como contenidos de la intuición. Aunque Bergson no ha elaborado ningún sistema categorial propiamente dicho, puede afirmarse que en su filosofía la articulación de lo real tiene que brotar del movimiento de la realidad misma. Un detallado sistema categorial se halla en Whitehead. Este filósofo admite cuatro tipos de categorías: 1° Las categorías de lo último, como la creatividad, la multiplicidad y lo uno. 2° Las categorías de existencia, a su vez subdivididas en ocho especies: a) realidades finales o res verae; b) prehensiones o hechos concretos de la relacionabilidad; c) nexos; d) formas objetivas; e) objetos eternos o potenciales puros para la determinación específica del hecho; f) teorías; g) multiplicidades o disyunciones puras de entidades diversas y h) contrastes o modos de síntesis de entidades en una prehensión. 3° Las categorías de explicación, en número de veintisiete, que expresan la constitución de lo real bajo la forma de la relación entre las entidades actuales, los objetos eternos, las potencialidades, las prehensiones, los nexos, las "sensibilidades" y la concreción. 4° Las obligaciones categoriales, en nueve tipos: la categoría de unidad subjetiva, de identidad objetiva, de diversidad objetiva, de valoración conceptual, de reversión conceptual, de transmutación, de armonía subjetiva, de intensidad subjetiva, y de libertad y determinación.

Fundamental es la cuestión de las categorías en muchas investigaciones de Nicolai Hartmann, quien no se limita a una simple teoría del pensar categorial, sino que intenta establecer un sistema efectivo de categorías no sólo para el objeto real, mas también para el objeto ideal. Como es típico en los análisis de este filósofo, N. Hartmann se propone ante todo eliminar las confusiones que imposibilitan una clara comprensión del problema. Así, en su opinión, conviene distinguir entre la categoría y la esencia, y la categoría y la cosa. Urge asimismo evitar la generalización de las categorías particulares a zonas más amplias de lo real. Si bien no puede admitirse, como Hartmann supone frecuentemente, que cuestiones de carácter puramente formal hayan podido influir de tal manera en cuestiones que implican la presencia y aun el predominio de otros supuestos, lo cierto es que un análisis de los problemas formales planteados por las categorías no es nunca ocioso para el cabal entendimiento de la mayor parte de las cuestiones metafísicas. La teoría categorial de N. Hartmann se propone particularmente eliminar ciertos prejuicios que obran inconscientemente en el fondo de casi todos los sistemas categoriales y en particular la gratuita suposición de que los principios deben converger siempre en un principio único o de que debe existir forzosamente un dualismo ontológico. N. Hartmann propone su propio sistema categorial que es, por lo menos en la intención, un "sistema abierto". Así, hay un grupo de categorías comunes al ser real y al ser ideal y que pueden subdividirse en tres esferas: categorías de la modalidad, de la oposición y leyes categoriales. El examen de las primeras es a la vez la averiguación de las difíciles cuestiones relativas a las oposiciones fundamentales, tales como la forma y la materia, lo interno y lo externo, la determinación y lo determinado, la cualidad y la cantidad; en el segundo se examinan lo uno y lo diverso, lo discreto y lo continuo, lo elemental y lo estructural. Finalmente, las leyes categoriales son como un resumen de las investigaciones ontológicas que aspiran a la constitución de una ontología fundamental rigurosa. Estos principios son cuatro: el principio de validez, según el cual las categorías determinan incondicionalmente a sus elementos concretos; el principio de coherencia, según el cual las categorías se encuentran sólo en la estructura del estrato categorial; el principio de la estratificación, que afirma que las categorías del estrato inferior se hallan siempre contenidas en las del estrato superior y no a la inversa, y el principio de la dependencia, para el cual las categorías superiores dependen de las inferiores. La teoría categorial ha recibido también una original dirección en Emil Lask cuando, al plantear el problema de las categorías, trasciende la meditación kantiana mediante una indagación de los mismos supuestos de toda tabla categorial y de toda deducción a partir de un principio único. A través de todas estas teorías se advierte, sin embargo, la unidad del problema, que engloba por igual las partes lógica, ontológica y metafísica y que no desvirtúa la primitiva significación aristotélica de los praedicamenta. La discriminación entre dichas partes compete sin duda a las esferas a que las categorías se aplican y al punto de vista desde el cual son investigadas, pero la cuestión principal radica todavía en el plano ontológico, pues entre todas las formas categoriales existentes o posibles corresponde la primacía a las categorías originarias e irreductibles del ser.

Debe observarse que aun cuando no se use a veces el término 'categoría', ciertos análisis filosóficos pueden considerarse como de naturaleza categorial. Así sucede con la teoría de los "modos de ser" de Paul Weiss a que antes nos referimos. Ocurre asimismo en el estudio de "metafísica descriptiva" llevada a cabo por P. F. Strawson. Strawson indica que el modo como puede aplicarse el criterio categorial a los términos del lenguaje es el modo como un término puede convertirse en principio de "colección" de ciertos otros términos. (José Ferrater Mora, Diccionario de filosofía)

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