Diferencia entre revisiones de «Causa»

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[[Idea]] filosófica ligada inicialmente a la de [[Sustancia]]; así tenemos la sustancia de [[Aristóteles]] como un objeto determinado por cuatro causas: [[material]], [[formal]], [[eficiente]] y [[final]]. En la [[filosofía]] moderna tienden a eliminarse las causas finales, ya sea por la vía del [[materialismo corporeísta]], ya sea eliminando todo formato de [[causalidad]], por la vía de la fórmula ''ratio sive causa'', sustituyéndola por esquemas de [[paralelismo]], tales como la [[armonía preestablecida]] o el [[ocasionalismo]].  
 
[[Idea]] filosófica ligada inicialmente a la de [[Sustancia]]; así tenemos la sustancia de [[Aristóteles]] como un objeto determinado por cuatro causas: [[material]], [[formal]], [[eficiente]] y [[final]]. En la [[filosofía]] moderna tienden a eliminarse las causas finales, ya sea por la vía del [[materialismo corporeísta]], ya sea eliminando todo formato de [[causalidad]], por la vía de la fórmula ''ratio sive causa'', sustituyéndola por esquemas de [[paralelismo]], tales como la [[armonía preestablecida]] o el [[ocasionalismo]].  
  
La liquidación de la Idea de Causa se realiza paralelamente a la destrucción de la Idea [[metafísica]] de Sustancia, hasta sustituirla por regularidades psicológicas en [[Hume]] o [[Kant]], igualmente metafísicas. Uno de los últimos intentos ha sido el de [[Ernesto Cassirer]], cambiando la sustancia por la Idea de [[Función]], un esquema de paralelismo similar a [[Leibniz]], aunque con otras virtualidades. Por ejemplo, la de interpretar la Idea de Causa como un [[esquema material de identidad]] en el que sólo puede haber causa ligada a un [[efecto]], pero a su vez ambos dados en un [[contexto determinante]]. Así, no bastaría con formular el efecto en función de la causa, sino también en función del contexto determinante donde se produce. De este modo, la relación causal tomaría el formato lógico siguiente Y = f[X, H], siendo Y el efecto, X, la causa y H el contexto determinante. Este esquema excluye la [[creación]] ''ex nihilo'', pues el contexto determinante sería la [[nada]], lo que eliminaría cualquier tipo de causalidad.
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La liquidación de la Idea de Causa se realiza paralelamente a la destrucción de la Idea [[metafísica]] de Sustancia, hasta sustituirla por regularidades psicológicas en [[Hume]] o [[Kant]], igualmente metafísicas. La causalidad no se define a partir de la forma, es decir, a partir del nexo lógico o sintáctico entre la causa y el efecto, como sucede en la filosofía de Hume. El nexo formal es una abstracción vacía. Resulta imposible prescindir de los contenidos materiales implicados en los procesos causales. Existe una continuidad sustancial y espacial entre la causa y el efecto. Se niega la acción a distancia. La causalidad circular es una concatenación causal en la que hay una relación de identidad esencial entre el primer eslabón y el último, pero no una relación de identidad sustancial. La idea de causa sui se entiende como límite contradictorio de la relación de causalidad circular, en la que el efecto y la causa se identifican sustancialmente. Desde las coordenadas del materialismo filosófico, este concepto carece de sentido ya que, al ser la causa anterior al efecto, la causa implicaría absurdamente que la causa sui sea anterior a sí misma. Uno de los últimos intentos ha sido el de [[Ernesto Cassirer]], cambiando la sustancia por la Idea de [[Función]], un esquema de paralelismo similar a [[Leibniz]], aunque con otras virtualidades. Por ejemplo, la de interpretar la Idea de Causa como un [[esquema material de identidad]] en el que sólo puede haber causa ligada a un [[efecto]], pero a su vez ambos dados en un [[contexto determinante]]. Así, no bastaría con formular el efecto en función de la causa, sino también en función del contexto determinante donde se produce. De este modo, la relación causal tomaría el formato lógico siguiente Y = f [X, H], siendo Y el efecto, X, la causa y H el contexto determinante. Este esquema excluye la [[creación]] ''ex nihilo'', pues el contexto determinante sería la [[nada]], lo que eliminaría cualquier tipo de causalidad.
  
 
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Revisión de 23:40 13 mar 2009

Idea filosófica ligada inicialmente a la de Sustancia; así tenemos la sustancia de Aristóteles como un objeto determinado por cuatro causas: material, formal, eficiente y final. En la filosofía moderna tienden a eliminarse las causas finales, ya sea por la vía del materialismo corporeísta, ya sea eliminando todo formato de causalidad, por la vía de la fórmula ratio sive causa, sustituyéndola por esquemas de paralelismo, tales como la armonía preestablecida o el ocasionalismo.

La liquidación de la Idea de Causa se realiza paralelamente a la destrucción de la Idea metafísica de Sustancia, hasta sustituirla por regularidades psicológicas en Hume o Kant, igualmente metafísicas. La causalidad no se define a partir de la forma, es decir, a partir del nexo lógico o sintáctico entre la causa y el efecto, como sucede en la filosofía de Hume. El nexo formal es una abstracción vacía. Resulta imposible prescindir de los contenidos materiales implicados en los procesos causales. Existe una continuidad sustancial y espacial entre la causa y el efecto. Se niega la acción a distancia. La causalidad circular es una concatenación causal en la que hay una relación de identidad esencial entre el primer eslabón y el último, pero no una relación de identidad sustancial. La idea de causa sui se entiende como límite contradictorio de la relación de causalidad circular, en la que el efecto y la causa se identifican sustancialmente. Desde las coordenadas del materialismo filosófico, este concepto carece de sentido ya que, al ser la causa anterior al efecto, la causa implicaría absurdamente que la causa sui sea anterior a sí misma. Uno de los últimos intentos ha sido el de Ernesto Cassirer, cambiando la sustancia por la Idea de Función, un esquema de paralelismo similar a Leibniz, aunque con otras virtualidades. Por ejemplo, la de interpretar la Idea de Causa como un esquema material de identidad en el que sólo puede haber causa ligada a un efecto, pero a su vez ambos dados en un contexto determinante. Así, no bastaría con formular el efecto en función de la causa, sino también en función del contexto determinante donde se produce. De este modo, la relación causal tomaría el formato lógico siguiente Y = f [X, H], siendo Y el efecto, X, la causa y H el contexto determinante. Este esquema excluye la creación ex nihilo, pues el contexto determinante sería la nada, lo que eliminaría cualquier tipo de causalidad.

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