Diferencia entre revisiones de «Dios»

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Habitualmente se entiende a Dios como reducido al concepto de un [[ser]] [[abstracto]] y personal que crea el [[mundo]]; pero esta concepción es propia solamente de las religiones terciarias, las que han roto de forma radical con los [[númenes]] de las religiones primarias, los animales del Paleolítico, hasta el punto de considerarlos como seres demoníacos. Así, la concepción maquinal de los animales se produce en las religiones terciarias, y constituye en rigor el auténtico [[ateísmo]] e [[impiedad]].
 
Habitualmente se entiende a Dios como reducido al concepto de un [[ser]] [[abstracto]] y personal que crea el [[mundo]]; pero esta concepción es propia solamente de las religiones terciarias, las que han roto de forma radical con los [[númenes]] de las religiones primarias, los animales del Paleolítico, hasta el punto de considerarlos como seres demoníacos. Así, la concepción maquinal de los animales se produce en las religiones terciarias, y constituye en rigor el auténtico [[ateísmo]] e [[impiedad]].
  
Dios se entiende también como primer [[principio]] impersonal, «el Dios de los filósofos», el [[Acto Puro]] de [[Aristóteles]] o la ''[[causa sui]]'' de [[Benito Espinosa]], en tanto que [[Idea]] abstracta que contiene todas las perfecciones (''id quod maius cogitare non potest'', como decía [[San Anselmo]]) y que es inconmensurable respecto al [[hombre]] («Quien ama a Dios no puede ser tan soberbio como para pretender que Dios le ame a él»). La concepción de Dios como ser supremo y creador del mundo es claramente [[metafísica]], y en el [[límite]] lleva al ateísmo, en tanto que negación del delirio politeísta de la religión secundaria y posteriormente disolución de la terciaria, pues el Dios de los filósofos, en tanto que impersonal, no puede conciliarse con el Dios personal que crea el mundo por un [[acto]] de su [[voluntad]].
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Dios se entiende también como primer [[principio]] impersonal, «el [[Dios de los filósofos]]», el [[Acto Puro]] de [[Aristóteles]] o la ''[[causa sui]]'' de [[Benito Espinosa]], en tanto que [[Idea]] abstracta que contiene todas las perfecciones (''id quod maius cogitare non potest'', como decía [[San Anselmo]]) y que es inconmensurable respecto al [[hombre]] («Quien ama a Dios no puede ser tan soberbio como para pretender que Dios le ame a él»). La concepción de Dios como ser supremo y creador del mundo es claramente [[metafísica]], y en el [[límite]] lleva al ateísmo, en tanto que negación del delirio politeísta de la religión secundaria y posteriormente disolución de la terciaria, pues el Dios de los filósofos, en tanto que impersonal, no puede conciliarse con el Dios personal que crea el mundo por un [[acto]] de su [[voluntad]].
 
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*[http://www.nodulo.org/ec/2003/n020p01.htm  Alfonso Fernández Tresguerres, "Dios en la filosofía de Gustavo Bueno"], en ''[[El Catoblepas]]'', núm. 20, octubre del 2003
 
*[http://www.nodulo.org/ec/2003/n020p01.htm  Alfonso Fernández Tresguerres, "Dios en la filosofía de Gustavo Bueno"], en ''[[El Catoblepas]]'', núm. 20, octubre del 2003

Revisión de 07:39 15 sep 2007

Del griego theos.

Habitualmente se entiende a Dios como reducido al concepto de un ser abstracto y personal que crea el mundo; pero esta concepción es propia solamente de las religiones terciarias, las que han roto de forma radical con los númenes de las religiones primarias, los animales del Paleolítico, hasta el punto de considerarlos como seres demoníacos. Así, la concepción maquinal de los animales se produce en las religiones terciarias, y constituye en rigor el auténtico ateísmo e impiedad.

Dios se entiende también como primer principio impersonal, «el Dios de los filósofos», el Acto Puro de Aristóteles o la causa sui de Benito Espinosa, en tanto que Idea abstracta que contiene todas las perfecciones (id quod maius cogitare non potest, como decía San Anselmo) y que es inconmensurable respecto al hombre («Quien ama a Dios no puede ser tan soberbio como para pretender que Dios le ame a él»). La concepción de Dios como ser supremo y creador del mundo es claramente metafísica, y en el límite lleva al ateísmo, en tanto que negación del delirio politeísta de la religión secundaria y posteriormente disolución de la terciaria, pues el Dios de los filósofos, en tanto que impersonal, no puede conciliarse con el Dios personal que crea el mundo por un acto de su voluntad.

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