Jerónimo Savonarola

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Jerónimo Savonarola (1452-1498). Religioso reformista de la Orden de los Predicadores, nacido en Ferrara en 21 de septiembre de 1452. Influenciado tanto por la tradición dominica como por la Academia Florentina y Marsilio Ficino. Fue condenado a muerte y ejecutado por herejía. Murió en Florencia el 23 de mayo de 1498.

En 1475 influenciado por el sermón de un agustino, escribió Del desprecio del Mundo. Ingresó en los Dominicos de Bolonia en 1476, estudiando metafísica, ciencias naturales y a los Santos Padres. En 1486 ya había abandonado el estudio para dedicarse a la explicación de las Santas Escrituras, prediciendo en Brescia una revolución en Francia que se extendería por Florencia. En 1490 fue llamado por sus superiores para ocuparse de los novicios en la iglesia de San Marcos y durante un año predicó el derrumbe de Italia y la reforma de la Iglesia. En 1491, al ser nombrado prior, rechazó rendir homenaje a Lorenzo de Médicis y también rechazó confesarlo por no dejar libre (por no otorgarle el estado de república) a Florencia. Comenzó su reforma clerical en 1493 y fue elegido vicario general de la nueva orden por el propugnada en 1494. Alejandro VI (vituperado y cuestionado por Savonarola), tratando de llevarse a Jerónimo a su terreno, le ofreció el arzobispado de Florencia, pero Savonarola lo rechazó, entendiendo que era una prebenda para no seguir defendiendo los intereses políticos contrarios al Papa.

Poco más tarde, Carlos VIII marchaba contra Florencia, y la ciudad expulsaba a Pedro de Médicis por haber entregado a Francia la soberanía. Jerónimo formó parte de una comisión enviada para apaciguar a Carlos VIII, consiguiendo un buen trato según sus objetivos, por el cual los Médicis eran expulsados de Florencia. Considerado ya como político, le fue encargada la redacción de una Constitución para Florencia e inmediatamente emprendió la reforma de las costumbres que tiempo antes venía predicando. La organización de un ejército santo infantil que velase por las costumbres fue una medida demasiado extrema para el pueblo florentino, que pronto se dividió en blancos y grises, los primeros apoyando la libertad y los segundos, a los Médicis, pero todos contrarios a Savonarola, al que hicieron comparecer en una asamblea de teólogos.

Alejandro VI le hizo llamar en 1495 para que se justificase de los ataques lanzados contra la curia papal, pero Jerónimo desobedeció el llamamiento y el Papa le retiró las licencias para predicar. La Señoría de Florencia levantó esta pena y permitió a Savonarola un nuevo alarde místico con la fiesta de la Cuaresma de 1496. Alejandro VI excomulgó a Savonarola por «rebelde» y volvió a llamarle a Roma. Ante la protección de la Señoría de Florencia, Alejandro VI amenazó con el interdicto.

Los enemigos se multiplicaron para Savonarola: Alejandro VI por una parte, Pedro de Médicis tratando de volver a Florencia, por otra; el propio pueblo florentino cansado de tanto misticismo y tanta profecía sin cumplir; y la orden franciscana, que apoyaba al Papa. Un religioso franciscano ofreció a Savonarola pasar por una hoguera para demostrar que su excomunión era injusta y, ante la negativa del monje a someterse a la prueba divina, tuvo que sufrir el ataque a su convento por la población de Florencia. Después de esto se organizó un juicio inquisitorial que tuvo como resultado la condena a la horca de Savonarola. Tras ser ahorcado, se prendió una hoguera que consumió su cuerpo. Sus obras fueron escritas en latín.

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