Diferencia entre revisiones de «Benito Espinosa»

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Las obras más importantes de Espinosa son: ''??tica demostrada según el orden geométrico'', ''Tratado de la reforma del entendimiento'' y ''Tratado teológico-político'', las dos primeras publicadas póstumamente.
 
Las obras más importantes de Espinosa son: ''??tica demostrada según el orden geométrico'', ''Tratado de la reforma del entendimiento'' y ''Tratado teológico-político'', las dos primeras publicadas póstumamente.
 
{{cita|1=«'''Baruch de Espinosa, Iudeus et atheista, (1632-1677).'''
 
 
'''1. Ontología. Dios, la substancia, los atributos y los modos.'''
 
 
La realidad es para Espinosa '''Deus sive natura sive substantia'''. He ahí al Ser. Dios es un ser absolutamente infinito constituido por una infinidad de atributos, cada uno de los cuales es expresión de una esencia eterna e infinita. Es en sí, es '''causa sui'''. E.I. Def. VI. "'''Por Dios entiendo un ser absolutamente infinito, esto es, una substancia que consta de infinitos atributos, cada uno de los cuales expresa una esencia eterna e infinita". E.I. Def. I: "Por causa sui entiendo aquello cuya esencia implica la existencia, o, lo que es lo mismo, aquello cuya naturaleza sólo puede concebirse como existente'''." El núcleo central de su ontología es la noción de substancia. '''E.I. Def. III.: "Por substancia entiendo aquello que es en sí y se concibe por sí, esto es, aquello cuyo concepto, para formarse, no precisa del concepto de otra cosa."''' Dios es una esencia eterna e infinita, afirmación absoluta que excluye toda negación. Dios es una substancia constituida por una infinidad de atributos infinitos. Veamos qué es un atributo. E.I. Def. IV: "'''por atributo entiendo aquello que el entendimiento percibe de una substancia como constitutivo de la esencia de la misma'''". Según afirma en E.I. Prop. IX: "'''Cuanta más realidad o ser tiene una cosa, tantos más atributos le competen. Demostración: Es evidente por la Def. IV'''". Así queda claro el significado de la Def. VI anteriormente mencionada.
 
 
Los atributos son substantivos y no adjetivos. No son en Espinosa lo que los predicados respecto al sujeto gramatical. De acuerdo con la Def. IV, el atributo no es una propiedad de la substancia, sino la esencia de la misma substancia en tanto que es concebida por el entendimiento, ya sea el entendimiento finito del hombre o el infinito de Dios. Cada atributo constituye la esencia misma de Dios en tanto que se manifiesta en una forma de ser. Los atributos sólo son infinitos en su género, es decir, cada uno en la forma de ser que le es propia, mientras que Dios es absolutamente infinito, ya que al estar constituido por una infinidad de atributos agota la totalidad de las formas del ser. Los únicos atributos que conocemos son el pensamiento y la extensión. E.II. Prop. I. "'''El Pensamiento es un atributo de Dios, o sea, Dios es una cosa pensante." E.II. Prop. II: "La Extensión es un atributo de Dios, o sea, Dios es una cosa extensa'''." Los atributos son en su género sustancias y no predicados y, por tanto, hay entre ellos una distinción real, por ello, no podría haber entre ellos una comunicación causal. Las almas y los cuerpos no son sustancias, sino modos de la sustancia pensante y de la sustancia extensa respectivamente. Aun cuando los atributos sean sustancias en su género, que existen la una sin la ayuda de la otra, no son sustancias, sin embargo, si se quiere mantener y respetar la regla de univocidad en el lenguaje filosófico, puesto que cada uno de los atributos expresa la realidad o el ser de la sustancia. Esta es la razón por la cual Dios es la única sustancia.
 
 
Un atributo no es causado por otro atributo. Se puede relacionar a todos los atributos con Dios. Dios se expresa en la diversidad infinita de todas sus formas de ser por medio de su productividad infinita y de su orden inteligible que se despliega en esa productividad. Los atributos expresan la esencia de Dios. El ser de Dios no se distingue de sus atributos. Dios se expresa en el mismo grado y poder e inteligibilidad de cada uno de ellos tomados aisladamente.
 
 
Cada atributo expresa la necesidad, la eternidad y la infinitud de la substancia. ¿En qué sentido expresa también la unidad de la substancia? No siendo la unidad de Dios la unidad de un substrato, sino la de una productividad que se despliega en la diversidad de los atributos según formas necesarias, la distinción entre lo uno y lo múltiple no pertenece al ámbito de lo cuantitativo cuando se trata del ser absolutamente infinito. La substancia no está situada más allá de los atributos.
 
 
El atributo del pensamiento pertenece al orden del ser, es el poder de pensar el que se actualiza en el entendimiento infinito de Dios y en el entendimiento finito del hombre. El primero de modo inmediato y el segundo de modo mediato. Por ello es plenamente compatible con la simplicidad y la perfección de Dios.
 
 
La idea de extensión implica la idea de divisibilidad de partes extra partes, bien se la conciba como actualmente dividida o como infinitamente divisible. La extensión real lleva consigo la unidad e indivisibilidad de un infinito que es a la vez extensivo e intensivo. La distinción de partes es una distinción modal y no real. La extensión es constituyente y dinámica. A nivel de substancia, no hay división. Dios es absolutamente simple. E.I. Prop. XII: "'''No puede verdaderamente concebirse ningún atributo de una substancia del que se siga que esa substancia puede ser dividida'''". E.I. Prop. XIII: "'''Una substancia absolutamente infinita es indivisible'''".
 
 
Dios es causa primera y libre de todo. Sólo Dios es libre, causa libre. Lo que llamamos voluntad, es causa necesaria. E.I. Prop. XXXII: '''"voluntas non potest vocari causa libera, sed tantum necessaria" Corolario I "Deum non operari ex libertate voluntatis." Demostración: "La voluntad es solamente un cierto modo de pensar, como el intelecto; de modo que -como consecuencia de la Prop. XXVIII- ninguna volición puede existir ni ser determinada a operar, si no lo es por otra, y así hasta el infinito. Y aunque se suponga una voluntad infinita, debe ser determinada por Dios en su existencia y en sus operaciones, no en cuanto es una substancia absolutamente infinita, sino en cuanto tiene un atributo que expresa la esencia infinita y eterna del pensamiento."''' Dios sólo actúa en virtud de las leyes de su propia naturaleza. Todo es y se concibe en y por Dios. E.I. Prop. XV: "'''Todo cuanto es, es en Dios, y sin Dios nada puede ser ni concebirse'''". Dios produce las cosas por necesidad interna. Actuar libremente es actuar por la necesidad de la propia naturaleza.
 
 
La substancia infinita se expresa a través de sus atributos en infinitos modos. E.I. Def. V.: "'''Por modo entiendo las afecciones de una substancia, o sea, aquello que es en otra cosa, por medio de la cual es también concebido'''". E.I. Prop. XVI: "'''De la necesidad de la naturaleza divina deben seguirse infinitas cosas de infinitos modos (esto es, todo lo que puede caer bajo un entendimiento infinito)'''"
 
 
Los modos se dividen en infinitos y finitos. Los infinitos se dividen en inmediatos y mediatos. Los modos infinitos inmediatos se derivan o deducen inmediatamente de la naturaleza absoluta de Dios. Los modos infinitos mediatos proceden de la naturaleza absoluta de Dios por intermedio de los modos infinitos inmediatos.
 
 
Dice Espinosa en E.I. Prop. XXIII: "'''Todo modo que existe necesariamente y es infinito, ha debido seguirse necesariamente, o bien de la naturaleza de algún atributo de Dios considerada en absoluto, o bien a partir de algún  atributo afectado de alguna modificación que existe necesariamente y es infinita. Demostración: En efecto, un modo es en otra cosa, por la cual debe ser concebido (por la Def. V), esto es (por la Proposición XV), que es en Dios sólo, y a través de Dios sólo puede ser concebido. Por consiguiente, si se concibe que un modo existente exista necesariamente y es infinito, ambas cosas deben necesariamente concluirse, o percibirse, en virtud de algún atributo de Dios, en cuanto se concibe que dicho atributo expresa la infinitud y necesidad de la existencia, o (lo que es lo mismo, por la Def. VIII) la eternidad, esto es (por la Def. VI y la Prop. XIX), en cuanto se lo considera en términos absolutos. Por tanto, un modo que existe necesariamente y es infinito ha debido seguirse de la naturaleza de algún atributo de Dios tomado en términos absolutos; y ello, o bien inmediatamente (sobre esto Prop. XXI), o bien a través de alguna modificación que se sigue de su naturaleza absolutamente considerada, esto es (por la Proposición anterior), que existe necesariamente y es infinita. Q.E.D.'''" Conviene dar aquí la "jerarquía de los modos" que Espinosa ofrece en la Epístola LXIV a Schuller y que es un complemento indispensable a la teoría de los modos de la ??tica. Distribuye Espinosa los modos en dos sistemas, según los atributos de la Extensión y el Pensamiento, y los clasifica en modos infinitos y finitos; los modos infinitos, como más arriba vimos, a su vez se subdividen en modos infinitos inmediatos y mediatos. La clasificación queda como sigue. EXTENSI??N: Modo infinito inmediato: el "movimiento y reposo"; Modo infinito mediato: la "Faz de todo el universo"; Modos finitos: los cuerpos. PENSAMIENTO: Modo infinito inmediato: el "entendimiento absolutamente infinito"; Modo infinito mediato: ¿? (Espinosa no rellena este lugar de su clasificación); Modos finitos: las ideas particulares (comprendiendo, se sobreentiende, tanto ideas verdaderas como falsas, y asimismo los "afectos" de todo tipo). Una caracterización rápida de esa clasificación puede ser ésta: el modo infinito inmediato es la determinación más genérica de la '''natura naturata'''; los modos finitos, a diferencia de los infinitos se caracterizan por tener una esencia que no implica su existencia. Su existencia, empero es necesaria.
 
 
El pensamiento es consciente de sí mismo, pero en el hombre se concibe un progreso de la conciencia que consiste en el paso de la conciencia inadecuada a la conciencia adecuada de sí mismo, de las cosas y de Dios.
 
 
Se puede distinguir entre ideas adecuadas, de las cuales es causa total nuestro espíritu, que las forma actuando según sus propias leyes, e ideas adecuadas, de las que nuestro espíritu solamente es causa parcial y que, por tanto, no podrían ser comprendidas exclusivamente a partir de la naturaleza de nuestro entendimiento, ya que su existencia y contenido están determinados en parte por la acción de causas exteriores a través de las modificaciones de nuestro cuerpo, extrañas a nuestra naturaleza y a nuestro poder, en la medida en que no comprendemos las leyes según las cuales actúan.
 
 
El alma es una idea inadecuada del propio cuerpo. E.II. Prop. XXII: "'''El alma no se conoce a sí misma sino en cuanto percibe las ideas de las afecciones del cuerpo'''."
 
 
'''E.II. Prop. XXIV: "El alma humana no implica el conocimiento adecuado de las partes que componen el cuerpo humano."'''
 
 
'''E.II. Prop. XXV.: "La idea de una afección cualquiera del cuerpo humano no implica el conocimiento adecuado del cuerpo exterior."'''
 
 
'''E.II. Prop. XXVI: "El alma humana no percibe ningún cuerpo exterior como existente en acto sino por obra de las ideas de las afecciones de su propio cuerpo."'''
 
 
'''E.II. Prop. XXVII: "La idea de una afección cualquiera del cuerpo humano no implica el conocimiento adecuado del cuerpo humano mismo."'''
 
 
'''E.II. Prop. XXVIII: "Las ideas de las afecciones del cuerpo humano, en cuanto referidas sólo al alma humana, no son claras y distintas, sino confusas".'''
 
 
'''E.II. Prop. XXIX: "La idea de la idea de una afección cualquiera del cuerpo humano no implica el conocimiento adecuado del alma humana."'''
 
 
En la medida en que el cuerpo existe en relación con el espacio y el tiempo y se halla en consecuencia vinculado al "orden común de la naturaleza", cuyos efectos sufre, sin que el alma pueda discernir lo que en aquél proviene de sí mismo, es decir, de su naturaleza y su poder, de aquello otro que se produce en él por la acción de los cuerpos exteriores, es en esta medida en que se puede afirmar que el alma es idea inadecuada del cuerpo.
 
 
Ahora bien, dado que la conciencia es la idea de la idea, puede afirmarse también que es inadecuada, en cuanto que la idea de que es idea se relaciona con el cuerpo, considerado en su existencia espacio-temporal. En efecto, no conociéndose a sí misma ni a las cosas más que a través de las modificaciones del cuerpo, es necesariamente una conciencia falsa, pues cree conocerse y conocer las cosas tal y como son, tal como el entendimiento divino las conoce, cuando, en realidad sólo tiene de ellas un conocimiento mutilado y confuso, porque, sin darse cuenta, percibe las cosas a través de las modificaciones del cuerpo, es necesariamente una conciencia falsa. Por otro lado percibe al cuerpo sólo en cuanto que es modificado por la acción de las cosas exteriores; mutilado, porque es percepción de las cosas como fragmentos discontinuos de la realidad, sin relacionarlas entre sí y con el orden necesario de las mismas, que es lo que las hace inteligibles, y porque, debido a esta ignorancia, se hace la conciencia la ilusión de que es independiente, es decir, de que está separada de las cosas y de la verdadera fuente del ser que es Dios. Es la conciencia inadecuada la que constituye la fuente de nuestros errores y de nuestras pasiones.
 
 
Tenemos nuevamente que citar otros pasajes de la "??tica" para esclarecer este tema de las ideas verdaderas y falsas.
 
 
'''E.II. Prop. XXXII: "Todas las ideas, en cuanto referidas a Dios, son verdaderas."'''
 
 
'''E.II. Prop. XXXIII: "En las ideas no hay nada positivo en cuya virtud se digan falsas."'''
 
 
'''E.II. Prop. XXXIV: "Toda idea que en nosotros es absoluta, o sea, adecuada y perfecta, es verdadera."'''
 
 
'''E.II. Prop. XXXV: "La falsedad consiste en una privación de conocimiento, implícita en las ideas inadecuadas, o sea, mutiladas y confusas."'''
 
 
'''E.II. Prop. XXXVI: "Las ideas inadecuadas y confusas se siguen unas de otras con la misma necesidad que las ideas adecuadas, es decir, claras y distintas."'''
 
 
Desde la prop. XXXII hasta esta última, Espinosa está exponiendo el carácter real del error y su condición de elemento necesario de la realidad. Ello es de la mayor importancia: las pasiones, las ficciones, no serán apariencias; habrá un tratamiento racional de las pasiones.
 
 
Toda idea encierra en sí un juicio, es decir, una afirmación o una negación, verdadera o falsa; nuestro espíritu consiste en un sistema de ideas, cada una de las cuales se plantea en virtud de un conatus que le es propio y cuya fuerza varía según la riqueza de la idea.
 
 
Hasta en la idea falsa hay algo de positivo, pues lleva en sí un poder de afirmación y/o de negación, y si se supiera que es inadecuada, no se equivocaría uno.
 
 
Si la idea inadecuada es falsa, es porque, siendo parcial, separada de la idea verdadera que la explica, se presenta como total. El error no se debe a una mala voluntad ni a un olvido, sino a una debilidad intelectual, a una incapacidad de la idea para ponerse en su lugar vinculándose a la inteligibilidad total del universo.
 
 
La conciencia inadecuada de sí mismo y de las cosas es la causa de las pasiones. Nosotros padecemos por ser el hombre una parte del universo, su conatus es limitado por una actividad exterior a él. La esencia del hombre es el conatus, que se manifiesta en él como deseo acompañado de la conciencia de sí.
 
 
E.III. Prop. IX: '''"El alma, ya en cuanto tiene ideas claras y distintas, ya en cuanto las tiene confusas, se esfuerza por perseverar en su ser con una duración indefinida, y es consciente de ese esfuerzo suyo". Demostración: La esencia del alma está constituida por ideas adecuadas e inadecuadas (como hemos mostrado en la Prop. III de esta Parte), y así (Por la Prop. VII de esta Parte) se esfuerza por perseverar en su ser tanto en cuanto tiene las unas como en cuanto tiene las otras, y ello (Por la Prop. VIII de esta Parte), con una duración indefinida. Y como el alma es necesariamente consciente de su esfuerzo (Por la Prop. VII de esta Parte). Q.E.D.'''
 
 
'''Escolio: Este esfuerzo, cuando se refiere al alma sola, se llama voluntad, pero cuando se refiere a la vez al alma y al cuerpo, se llama apetito; por ende, éste no es otra cosa que la esencia misma del hombre de cuya naturaleza se siguen necesariamente aquellas cosas que sirven para su conservación, cosas que, por tanto, el hombre está determinado a realizar. Además, entre "apetito" y "deseo" no hay diferencia alguna, si no es la de que el "deseo" se refiere generalmente a los hombres, en cuanto que son conscientes de su apetito, y por ello puede definirse así: el deseo es el apetito acompañado de la conciencia del mismo. Así pues, queda claro, en virtud de todo esto, que nosotros no intentamos, queremos, apetecemos ni deseamos algo porque lo juzguemos bueno, sino que, al contrario, juzgamos que algo es bueno porque lo intentamos, queremos, apetecemos y deseamos."'''
 
 
El conatus es la afirmación misma de nuestro ser e implica una exigencia indefinida de existencia. Pero, dado que el hombre es también una cosa natural, es necesario que la fuerza constituyente de su ser no pueda desplegarse sin la oposición de las fuerzas infinitamente superiores de otros seres a los que se halla vinculado por leyes necesarias. De esta forma, modificado por la acción de causas exteriores en el sentido cuantitativo, el conatus se transforma en pasión, que es indicio de lo que nosotros experimentamos cuando nuestro espíritu afirma por una idea confusa el aumento o disminución del poder de actuar propio de nuestro pensar o de nuestro cuerpo.
 
 
La voluntad y el entendimiento son una y la misma cosa. No existe el libre arbitrio, como ya dijimos anteriormente. E.II. Prop. XLVIII: "'''No hay en el alma ninguna voluntad absoluta o libre, sino que el alma es determinada a querer esto o aquello por una causa, que también es determinada por otra, y ésta a su vez por otra, y así hasta el infinito'''."
 
 
E.II. Prop. XLIX: "'''En el alma no se da ninguna volición, en el sentido de afirmación y negación, aparte de aquella que está implícita en la idea en cuanto que es idea". Corolario: "La voluntad y el entendimiento son uno y lo mismo'''".
 
 
La voluntad o libre albedrío no existe, es un modo finito, requiere de una causa que lo determine a producir un efecto, y ésta requerirá otra y así hasta el infinito. De aquí que esa voluntad sea forzada aunque aparentemente establezca decretos: E.III. Prop. II. Esc.: "'''quienes creen que hablan callan o hacen cualquier cosa por libre decisión del alma, sueñan con los ojos abiertos'''".
 
 
No conocemos verdaderamente aquello de lo que es capaz nuestro cuerpo, quién sabe lo que puede un cuerpo. E.II. Prop. XIX: "'''El alma humana no conoce el cuerpo humano mismo, ni sabe que éste existe, sino por las ideas de las afecciones de que es afectado el cuerpo'''".
 
 
Este conocimiento inadecuado que tenemos de nuestro cuerpo, de nuestra alma y de la realidad es el origen de nuestras pasiones, de que en lugar de actuar padezcamos, seamos afectados.
 
 
Alegría y tristeza son las dos pasiones fundamentales de las que se derivan todas las demás. La alegría consiste en pasar de una perfección menor a otra mayor, y, por consiguiente, es una expresión de una expansión de nuestro ser; mientras que la tristeza es el paso de una perfección mayor a otra menor, y, por tanto, es un repliegue de nuestro ser. Las pasiones alegres son siempre buenas, cualquiera que sea su grado, porque son prueba del éxito de nuestro ser; las pasiones tristes son siempre malas, porque son prueba del fracaso de nuestro ser.»|2=[http://www.nodulo.org/ec/aut/fgp.htm Felipe Giménez Pérez]}}
 
  
 
== Enlaces de interés ==
 
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* José Omar Sánchez Molina, [http://www.nodulo.org/ec/2006/n048p04.htm «La filosofía moral de Epicteto, Spinoza y Gustavo Bueno»], ''El Catoblepas'', núm. 48 (2006), Nódulo Materialista.
 
* José Omar Sánchez Molina, [http://www.nodulo.org/ec/2006/n048p04.htm «La filosofía moral de Epicteto, Spinoza y Gustavo Bueno»], ''El Catoblepas'', núm. 48 (2006), Nódulo Materialista.
 
* [http://nodulo.org/ec/2012/n126p09.htm Luis Carlos Martín Jiménez, Espinosa, América y el Materialismo filosófico - Nódulo Materialista]
 
* [http://nodulo.org/ec/2012/n126p09.htm Luis Carlos Martín Jiménez, Espinosa, América y el Materialismo filosófico - Nódulo Materialista]
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* José Sánchez Tortosa, [http://www.nodulo.org/ec/2013/n138p03.htm  La identidad vacía] ''[[El Catoblepas]]'' ??? número 138 ??? agosto 2013 ??? página 3
 
* [http://buscador.lechuza.org/resultados.php?texto=Espinosa&xx=buscar Espinosa] en Lechuza.
 
* [http://buscador.lechuza.org/resultados.php?texto=Espinosa&xx=buscar Espinosa] en Lechuza.
  

Revisión de 12:28 12 ago 2013

Espinosa

Benito Espinosa (1632-1677). Filósofo nacido en Ámsterdam, hijo de una familia de judíos originarios de la Península Ibérica emigrados a los Países Bajos. En 1656 fue expulsado de la comunidad judía por sus opiniones particulares. Vivió en diversos lugares de Holanda como pulidor de lentes, rechazando una oferta de la Universidad de Heidelberg por no contar con plena libertad de enseñanza. Fue partidario del gobernador Juan de Witt, causándole gran impresión su asesinato.

La filosofía de Espinosa parte como crítica al cartesianismo imperante en la época. En lugar de suponer el mundo como compuesto de dos sustancias, pensamiento y extensión, considera que sólo existe una sustancia, Dios, con infinitos atributos, aunque sólo pueden ser conocidos el pensamiento y la extensión. Desde una filosofía que sostiene como propio de cada ser el conatus, es decir, perseverar en el ser y mantener el propio derecho natural con la fuerza de cada uno, concibe el Estado como un individuo compuesto que permite superar las pasiones particulares y garantizar, por su mayor potencia de obrar, las libertades de expresión, de culto, &c. Se ha polemizado mucho sobre la influencia española en Espinosa. Sobre este particular se conoce la importancia que la noción de sustancia de Francisco Suárez, la de necesidad de Domingo Báñez y otros miembros de la escolástica española, tuvieron en su filosofía; también se tiene constancia de varios escritos biográficos suyos en español, y de su interés por España por datos de sus obras.

La idea de Sustancia en Espinosa consiste en ser indeterminación y pluralidad, en cuanto Materia ontológico-general. La sustancia no implica orden del mundo. En Espinosa, Dios es demasiado. El contexto esencial de dicha Idea de Materia ontológico-general queda históricamente recogido en la oposición Hegel / Espinosa, al interpretar Hegel a Espinosa como un negador de la inteligibilidad para-sí del Todo, del Mundo en su conjunto. Pero el Mundo es un género de la Ontología especial de Espinosa (Véase tabla), en cuanto Faz de todo el Universo, y ese género sí compone un orden inteligible. La materia ontológico-general es la Sustancia con sus atributos, es Dios como causa libre, lo que es en sí y se concibe por sí. La materia ontológico-especial son los modos, lo que es y se concibe por otro.

Géneros de materialidad especial en la Ontología de Espinosa Extensión Pensamiento
Lo que es y se concibe por otro, por Modo Infinito Inmediato Todo lo que es extenso está en Movimiento o Reposo Entendimiento absolutamente infinito, pensamiento en Dios (Tercer Género de materialidad especial): orden y conexión del Mundo, las almas, las esencias formales y las esencias objetivas
Lo que es y se concibe por otro, por Modo Infinito Mediato Primer Género de materialidad especial: Naturaleza extensa, Faz de todo el Universo como forma de formas, como individuo compuesto El Espíritu Objetivo, el Estado, la Ciudad, donde los hombres se conducen todos como una sola alma
Lo que es y se concibe por otro, por Modo Finito Los Cuerpos Las Ideas, el hombre como realidad pensante, Segundo Género de materialidad especial

(Vidal Peña: El materialismo de Espinosa, capítulos 3, 5 y 6)

Las obras más importantes de Espinosa son: ??tica demostrada según el orden geométrico, Tratado de la reforma del entendimiento y Tratado teológico-político, las dos primeras publicadas póstumamente.

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