Carlos Fourier

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Carlos Fourier

Charles Fourier, nacido el 7 de abril de 1772 en Besanzón (Francia) y fallecido el 10 de octubre de 1837 en París, fue un filósofo, economista y reformador social francés, considerado uno de los principales exponentes del socialismo utópico junto a Saint-Simon y Robert Owen. Su visión de una sociedad armónica, basada en comunidades cooperativas llamadas falansterios, buscaba liberar las pasiones humanas y superar la represión de la sociedad capitalista. Autodidacta y crítico de la modernidad industrial, Fourier influyó en movimientos cooperativos en Europa y América, así como en pensadores socialistas y anarquistas, a pesar de sus diferencias ideológicas con figuras como Pierre-Joseph Proudhon.

Nacido en una familia acomodada de comerciantes, Fourier recibió una educación básica en Besanzón, pero su formación intelectual fue mayormente autodidacta, influida por la Ilustración y el Romanticismo. Tras trabajar como empleado comercial y funcionario en Lyon, heredó una fortuna de su madre en 1799, lo que le permitió trasladarse a París y dedicarse a la escritura y la reflexión teórica. Su experiencia en el comercio y su observación de las desigualdades del sistema capitalista moldearon su crítica a la sociedad industrial, que consideraba alienante y contraria a las inclinaciones naturales del ser humano.

Fourier desarrolló una filosofía social basada en su teoría de las pasiones, expuesta en obras como Teoría de los cuatro movimientos (1808) y El nuevo mundo industrial y societario (1829). Según Fourier, la Providencia había dotado a los seres humanos de pasiones (como el amor, la ambición o la curiosidad) que, si se canalizaban correctamente, podían generar armonía social. Sin embargo, la sociedad moderna, con su moral represiva y su organización económica competitiva, frustraba estas pasiones, provocando miseria y conflicto. Inspirado por analogías con las leyes de Newton, Fourier argumentó que, así como los astros siguen leyes físicas, la sociedad debía seguir leyes morales y psicológicas establecidas por la Providencia para alcanzar la felicidad universal.

La solución de Fourier a esta represión era la creación de falansterios, comunidades utópicas de unas 1.600 personas que vivirían en armonía, combinando trabajo, ocio y relaciones personales según las inclinaciones individuales. En un falansterio, los individuos realizarían tareas acordes con sus pasiones, rotando entre actividades para evitar la monotonía, y disfrutarían de libertad en sus relaciones afectivas, incluyendo el amor libre, una idea radical que lo distinguió de otros socialistas. Fourier creía que estas comunidades, organizadas en un sistema federado, reemplazarían gradualmente al capitalismo, conduciendo a una sociedad utópica que llamó “Armonía”. Aunque nunca vio sus falansterios implementados a gran escala, sus ideas inspiraron experimentos cooperativos en Francia, Estados Unidos y América Latina durante el siglo XIX.

Fourier vivió en una Francia marcada por la Revolución Francesa, las guerras napoleónicas y los inicios de la Revolución Industrial. Su crítica al capitalismo emergente y a la moral burguesa resonó en un contexto de desigualdad y agitación social. Aunque compartía con Proudhon el origen en Besanzón y su carácter autodidacta, Fourier se diferenciaba por su enfoque utópico y su énfasis en las pasiones, frente al mutualismo y el anarquismo de Proudhon. Su defensa del amor libre y su rechazo a la familia tradicional también lo alejaron de otros socialistas utópicos, como Saint-Simon, que priorizaban la organización industrial.

El pensamiento de Fourier combina elementos racionalistas y románticos. Su optimismo en la capacidad de las pasiones para generar armonía contrastaba con el pesimismo de pensadores posteriores, como Marx, quien criticó a los socialistas utópicos por su falta de análisis materialista. Sin embargo, Fourier anticipó ideas modernas sobre la psicología del trabajo, la cooperación y la diversidad, influyendo en movimientos como el cooperativismo, el feminismo y las comunas contraculturales del siglo XX.

El legado de Fourier es significativo. Sus escritos inspiraron comunidades utópicas como Brook Farm en Estados Unidos y el Falansterio de Sâo Paulo en Brasil, así como movimientos cooperativos en Francia y Reino Unido. Su énfasis en la liberación de las pasiones influyó en el anarquismo, el surrealismo y las teorías de la liberación sexual del siglo XX. Aunque sus falansterios nunca se materializaron como él los imaginó, sus ideas sobre la organización social y el trabajo creativo siguen siendo estudiadas en sociología, filosofía y estudios culturales. Las reediciones de sus obras y su inclusión en currículos universitarios atestiguan su relevancia contemporánea, especialmente en debates sobre alternativas al capitalismo y la felicidad colectiva.

Obras destacadas

  • Teoría de los cuatro movimientos y los destinos generales (1808): Introducción a su teoría de las pasiones y el sistema armónico.
  • El nuevo mundo industrial y societario (1829): Descripción detallada de los falansterios y la sociedad utópica.
  • El falso comercio (1835-1836): Crítica al capitalismo y propuesta de una economía basada en la cooperación.
  • Tratado de la asociación doméstico-agrícola (1822): Esbozo de los principios de los falansterios.

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