Cornelis van Riel
Cornelis van Riel (Zaandam, Países Bajos 1886 — Ámsterdam 1939). Estudia teología y filosofía en la Universidad de Berna. En 1909 es consagrado sacerdote de la cismática y «jansenista» Iglesia de Utrecht y como tal ejercerá en la parroquia de San Pedro y San Pablo en Ámsterdam. En 1922 se doctora en teología por la Universidad de Berna, con una tesis sobre la historia de las Congregaciones de auxiliis. En 1925 comienza a impartir docencia sobre historia eclesiástica en el Seminario vétero-católico de Amersfoort (Utrecht, Países Bajos). Será presidente honorario de la Federación de Jóvenes Vétero-Católicos neerlandeses. Sus convicciones pacifistas le llevarán a ingresar en la Militia Christi. Es autor de las siguientes obras: Contribución a la historia de las Congregaciones de auxiliis (Constanza 1921); La teosofía moderna y la Iglesia católica libre (Róterdam 1928); Europa en la encrucijada (Ammerstol 1931); ¿Por qué no abolir la industria privada armamentística? (Ammerstol 1933); ¡S.O.S.! ¡Socorro! Iglesia (Utrecht 1935). Fallece en Ámsterdam el 7 de septiembre de 1939.
La Contribución a la historia de las Congregaciones de auxiliis es una obra de marcado carácter panfletario —aunque no por ello necesariamente falaz—, en la que su autor, Cornelis van Riel, como «hijo fiel» de la cismática y «jansenista» Iglesia de Utrecht, se muestra completamente deudor de la tradición jansenista y su feroz antimolinismo, como reconoce abiertamente: «¿No estuvo la Iglesia de Utrecht profundamente implicada en la lucha que, desde el siglo XVI hasta el XVIII, movilizó a casi toda la Iglesia occidental? Así honra como a padres espirituales a esos hombres que, como héroes de la fe, actuaron en pro del agustinismo puro. Sólo tenemos que mencionar sus nombres: Port-Royal, Jansenio, Quesnel, &c.; y mientras que, en el desarrollo posterior de la lucha, toda la Iglesia occidental se ha hundido cada vez más en el fango del molinismo, esta pequeña Iglesia de Utrecht ha sabido mantenerse firme como portadora de la doctrina católica pura». Cornelis van Riel no dudará en revelar las «ocultas razones» que, finalmente, habrían movido a Paulo V a no condenar la Concordia de Molina y las consecuencias que de aquí se habrían seguido para la Iglesia católica: «Esta Iglesia muestra un carácter jesuítico. El molinismo domina toda su doctrina. Este dominio enorme de la Compañía de Jesús es el fruto amargo de aquella debilidad imperdonable de la curia romana. La Orden de los jesuitas nunca habría alcanzado tanto poder, si Paulo V no se hubiese dejado disuadir de su intención originaria de condenar la doctrina molinista».