Jariyismo
Una de las tres ramas principales del islam, junto con el sunismo y el chiismo.
El jariyismo (o kharijismo) es una de las ramas más antiguas del islam, surgida en el siglo VII durante la primera fitna (guerra civil musulmana) tras la Batalla de Siffín (657). Aunque no tiene la misma extensión que el sunismo o el chiismo, se considera una de las tres corrientes principales del islam en sus orígenes históricos. Los jariyitas (en árabe, "khawarij", que significa "los que se apartaron") se separaron tanto de los seguidores de Alí ben Abi Talib (futuros chiitas) como de los partidarios de Muawiya (futuros suníes) debido a su desacuerdo con el arbitraje entre ambos líderes.
Origen y creencias
El conflicto comenzó cuando Alí aceptó negociar con Muawiya para evitar más derramamiento de sangre, lo que un grupo de sus seguidores interpretó como una traición al juicio de Dios. Este grupo se rebeló, afirmando que "solo Dios tiene el derecho de juzgar" (la ilaha illa Allah). Los jariyitas desarrollaron una visión rigorista y puritana del islam, destacando:
— Elección del califa: Creían que el líder musulmán debía ser elegido por su piedad y mérito, no por linaje o poder, y podía ser destituido si pecaba gravemente.
— Pecado y excomunión: Consideraban que un musulmán que cometiera pecados graves dejaba de ser creyente y podía ser combatido.
— Rebelión: Justificaban la lucha armada contra gobernantes que consideraban injustos, incluso si eran musulmanes.
Evolución y ramas
Inicialmente, los jariyitas fueron un movimiento radical y violento, pero con el tiempo se dividieron en varias sectas. La más destacada y moderada que sobrevive hoy es el ibadismo, fundado por figuras como Abdallah ibn Ibadh. A diferencia de los jariyitas extremistas (como los azraqíes), los ibadíes evitaron la violencia indiscriminada y se establecieron en comunidades pacíficas, especialmente en Omán, el este de África y el norte de África (como en el Mzab argelino).
Situación actual
Hoy en día, el jariyismo en su forma pura y radical prácticamente ha desaparecido, pero el ibadismo perdura como su legado principal. Omán es el único país donde los ibadíes son mayoría, y se caracterizan por su tolerancia y rechazo al extremismo, en contraste con la reputación inicial de los khawarij.
Ver ibadismo.