Juan Buridán
Juan Buridán (1300-1358). Filósofo representante del occamismo parisiense. Entre sus doctrinas destacan su determinismo psicológico, ejemplificado en su paradoja del Asno de Buridán, así como su rechazo a la física aristotélica, sustituyéndola por la teoría del impetus.
Buridán ejerció, dentro del pensamiento lógico de su tiempo, una influencia considerable. Elaboró la doctrina de las «suposiciones de los términos» en el sentido de Occam. Ahora bien, la elaboración de Buridán no significa la reducción de todo concepto a un término denotativo. Buridán admite nombres comunes como términos de primera intención que designan realidades. Sólo cuando hay indiferencia, pierde el término su intención directamente designativa y desaparece su posibilidad de ser objeto de ciencia. Pero no es tampoco un término vacío. Es objeto de la Lógica como ciencia de las relaciones exhibidas por las cosas mismas.
Este tipo de análisis es el mismo que caracteriza sus investigaciones físicas. En este aspecto, la cuestión del movimiento de los cuerpos es lo que le ocupó principalmente. En sus Cuestiones sobre los ocho libros de la Física de Aristóteles, Buridán discute si un proyectil, tras haber dejado la mano que lo proyecta, es movido por el aire o por qué es movido.
Buridán entiende que la dinámica terrestre de Aristóteles no explica adecuadamente el movimiento del proyectil cuando la piedra pierde peso y cae, ni tampoco explica adecuadamente la aceleración progresiva de los graves en su descenso natural. Buridán repara en estas diferencias cuantitativas y niega que el aire posea capacidad motriz alguna. Por ejemplo, cuando una piedra de molino en rotación violenta, se cubre con una campana, aislándola del aire, su movimiento no cesa. ¿Cuál es, pues, el motor que sigue impulsando la piedra de molino en ausencia del aire? Observemos que el planteamiento de esta cuestión no se sale de la concepción aristotélica que exige un motor para todo movimiento. La respuesta de Buridán deja, no obstante, de ser aristotélica, no tanto porque apele al ímpetu como principio intrínseco violento, cuanto porque formula esta teoría con exactitud cuantitativa.
Buridán fue uno de los principales exponentes de la doctrina del «ímpetu», ya bosquejada por Juan Filopón y Avicena. Generaliza además su teoría del ímpetu a toda clase de movimiento. En el movimiento violento, el ímpetu se reduce progresivamente por la resistencia del aire y la gravedad natural. Mientras, en la caída libre dicha gravedad actúa como fuerza aceleradora que añade ímpetus sucesivos progresivamente. Buridán insistió en el carácter «permanente» del ímpetu y dio una definición del mismo en un sentido muy próximo al cuantitativo, por cuanto indicó que el ímpetu de un cuerpo se puede medir en función de su cantidad de materia multiplicada por su velocidad.
Esta teoría fue aplicada por Buridán a la explicación del movimiento de los cuerpos celestes, estimando que Dios había dado un «ímpetu» inicial a estos cuerpos, que los mantiene en movimiento.
En verdad, la cuantificación de Buridán del ímpetu de un cuerpo, en función de la cantidad de materia y de la velocidad, sugiere la definición de Galileo del ímpetu, la cantidad de movimiento de Descartes o el momento de Newton.
Los principales escritos de Buridán son las Summulae logicae, las ya indicadas Quaestiones super octo phisicorum libros Aristotelis, y las Quaestiones super libris quattuor de caelo et mundi.
Enlaces de interés
- M. T. Iovchuk, T. I. Oizerman e I. Y. Schipanov, «La filosofía de la época del feudalismo», en Historia de la filosofía, tomo I (1978), Proyecto Filosofía en español.