Juan Joaquín Winckelmann

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Juan Joaquín Winckelmann (1717-1768). Arqueólogo alemán y bibliotecario de Enrique de Bünau. Estudió teología y medicina, interesándose por las artes y la arqueología. Escribió Historia del arte antiguo, que influyó en Schiller, Kant, Herder, Goethe, Schlegel y Hegel. Winckelmann se dedicó principalmente a cuestiones estéticas y sus obras están escritas en alemán.

Nació en Stendal (Prusia) el 9 de diciembre de 1717. Su padre era zapatero remendón y Winckelmann colaboraba económicamente con su familia, primero como mendicante (cantando a las puertas de la gente) y más tarde como lazarillo de un maestro de escuela ciego, quien le dio su primera formación.

En 1735 se traslada a Berlín y estudia en el Köllnisches Gymnasium. Este mismo año viaja a Hamburgo para asistir a la venta de libros de Fabricio y conseguir buenas ediciones de los clásicos (pudo realizar esta compra con el dinero que obtuvo de clérigos y nobles durante el camino a Hamburgo). En 1737, tras una visita a su pueblo natal, ingresa en la Universidad de Halle (1738), donde inicia los estudios de Teología para complacer a sus benefactores. Atraído por la mitología griega, comienza a leer el Diccionario de Bayle, a través del cual adquirirá bastantes nociones de crítica histórica. En 1738 visita la galería artística de Dresde, en formación en aquel momento, pero que se encontraba entre las mejores de Europa. Tras esta visita quiso viajar a Roma, pero la guerra de 1740 le impidió pasar de Fráncfort.

En 1741 fue contratado como preceptor por un capitán de caballería de Ostenburg, y poco tiempo después aprendió Matemáticas y Medicina en Jena. Rozando los límites de la miseria, deja la Universidad y acepta el empleo de preceptor en Heimersleben en 1742. En 1743, gracias al orientalista Boysen, consigue plaza de co-regente en el Colegio de Seehausen. Ocupó esta plaza durante cinco años, aunque el salario que recibía por ello no le ayudó a superar la miseria económica en al que se encontraba.

En 1748 se convierte en subbibliotecario del conde de Bünau, en Nothenitz. Si bien el sueldo no era muy superior al de corregente, al menos tenía a su disposición una gran biblioteca y se encontraba cercano a Dresde, cuyas galerías artísticas recorrió en múltiples ocasiones.

A fin de lograr mejores protectores, se convierte al catolicismo el 8 de julio de 1754. Gracias a esta conversión, consiguió la protección del nuncio y del confesor del rey, el padre Rauch, además de una pensión. Este mismo año publica Reflexiones sobre la imitación del arte griego (Dresde 1754 y 1756). En esta obra, Winckelmann critica los gustos artísticos de su tiempo y pide, para acabar con el mal gusto dominante, un retorno a los clásicos a través de la imitación.

Por fin consigue realizar su viaje a Roma (1755), donde fue recibido por Benedicto XIV y conoció a Antonio Rafael Mengs, de quien adoptó sus ideas y gustos. Tres años más tarde visita Nápoles y las recién comenzadas excavaciones de Herculano, Posidonia (hoy Pesto) y Pompeya. De regreso a Roma, visita Florencia. De vuelta en Roma, Winckelmann se cita con el cardenal Albani, quien le nombra bibliotecario y conservador de antigüedades, lo que le permite a partir de este momento trabajar con más libertad y holgura económica. Es en este momento cuando redacta su principal obra, Historia del arte en la Antigüedad, libro que no sólo revolucionaría el mundo de las Bellas Artes, sino que impactaría fuertemente en otras disciplinas, como por ejemplo la filosofía.

En 1763 es nombrado anticuario de la Cámara apostólica. Permaneció en Roma hasta 1768, y en abril de este año inicia un viaje a Alemania. No bien hubo pasado los Alpes sintió deseos de volver a Roma, pero el escultor Cavaceppi le convenció para llegar hasta Ratisbona. Después visitó Viena, y tras hacerlo se dirigió de nuevo a Italia por el camino de Trieste. Durante este viaje, Winckelmann trabó amistad con un hombre que se hacía llamar Arcangeli, quien sólo quería apoderarse de su bolsa de monedas, y en una posada le asestó cinco puñaladas, a causa de las cuales murió unas horas después, en Trieste, el 8 de junio de 1768.

Obras

  • Observaciones sobre la arquitectura de los antiguos, Leipzig, 1761.
  • Carta sobre los descubrimientos de Herculano, Dresde, 1762.
  • Historia del arte en la Antigüedad, Dresde, 1764.
  • Monumenti antichi inediti, Roma, 1767.