Juan Locke

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Juan Locke

Juan Locke (Wrington, Somerset, 29 de agosto de 1632 – Oates, Essex, 28 de octubre de 1704). Filósofo inglés nacido cerca de Bristol. Estudió Filosofía en la Universidad de Oxford, pero su desinterés por la Escolástica le llevó a Renato Descartes y Francisco Bacon. Fue médico del Conde de Shaftesbury y preceptor de su hijo, exiliándose con ellos por imperativo de Jacobo I. Residió largo tiempo en los Países Bajos y en Francia. Su obra capital en filosofía es el Ensayo sobre el entendimiento humano (1690).

La filosofía de Locke busca, ante todo, indagar el origen de nuestras ideas, tomándolas en el sentido amplio de las cogitationes cartesianas. Para Locke no existe conocimiento innato ???la mente es una tabula rasa??? y lo único innato es desear la felicidad y repeler la desdicha. Las ideas son todas producto de la experiencia, por medio de la cual se elaboran las ideas simples, y mediante la reflexión del sujeto se convierten en ideas complejas. Asimismo, esta recepción no es pasiva, sino que incluye la posibilidad de conservarse en la memoria y reproducirse. La filosofía moral de Locke se basa, no en lo existente, sino en lo que debe ser. El Estado debe preservar el derecho natural de los hombres, que incluye la propiedad privada.

Escribió en latín entre 1660 y 1664 y, a partir de 1671, también en inglés, alternando ambas lenguas, y vio cómo algunas de sus obras eran publicadas en latín e inglés, como la Epistola de Tolerantia, traducida por Guillermo Popple en 1689.

Como apuntaba Marx, Locke sostuvo «un principio fundamental: que los conocimientos y las ideas proceden del mundo de los sentidos».

En su planteamiento Locke pensaba contra las ideas innatas que postulada Descartes y los principios innatos que proponía Leibniz, y reivindicaba el principio empírico y sensorial del conocimiento humano. La edición abreviada de 1955 añade que fue Francis Bacon el que influenció en Locke para postular que los conocimientos y las ideas proceden del mundo sensible.

Pero el diccionario le reprocha su inconsistencia al sostener que la experiencia es interna y externa. Según Locke, la experiencia externa son las ideas de la sensación. La experiencia interna se basa en las ideas de la reflexión.

Pero por experiencia interna Locke comprendía la «autoactividad del alma», y aquí estaría su idealismo.

La experiencia interna –como se añade en la edición de 1955– es «la actividad propia del alma», que Locke denominó «reflexión».

La experiencia externa incorpora materiales para el saber y sin embargo éstos no son el saber propiamente dicho. Para que sea saber es el entendimiento el que tiene que elaborar tales materiales, es decir, no basta con que estos materiales se nos den en bruto, pues para entenderlos hay que clasificarlos.

Para Locke el conocimiento fiable es el especulativo, esto es, la correspondencia entre las ideas a través del intelecto.

A su vez, el conocimiento probable se identifica con el saber experimental que hace referencia a los hechos experimentados. Para Locke el conocimiento sensitivo (el conocimiento que refleja los objetos externos a los propios sentidos) es un conocimiento superior al saber experimental que sólo puede basarse en la probabilidad, pero es inferior a la certeza que sí se le supone al conocimiento especulativo. Locke estaba interesado en la certidumbre y el alcance del conocimiento humano y por las razones y grados de creencia, opinión y asentamiento.

Asimismo, Locke distinguía entre el conocimiento intuitivo (que percibe el acuerdo o desacuerdo de ideas inmediatamente por sí mismas), el demostrativo (que es posible por la intervención de otras ideas y viene a ser un razonamiento) y el sensible (que es el conocimiento de existencias particulares). El conocimiento intuitivo es seguro, el demostrativo aceptable y el sensible relativo o meramente probable aunque puede progresar con la experiencia.

Sensación o experiencia externa y reflexión o experiencia interna son, a juicio de Locke, dos fuentes independientes de conocimiento; de ahí que el diccionario diagnostique a la teoría del conocimiento de Locke como «dualista». Aunque en la edición de 1963 se hace referencia a su teoría del conocimiento como un «empirismo materialista».

No obstante, el empirismo de Locke no es puro sino que está entrelazado con buenas dosis de racionalismo. Locke no elimina ni la experiencia ni la razón, y en unos casos destaca la primera y en otros la segunda, de ahí que sea un empirista y un racionalista, es decir, una especie de empirista racionalista en teoría del conocimiento y un materialista idealista en ontología (materialista en ontología general –porque las cualidades primarias rebasan toda experiencia empírica, lo cual quiere decir que son trascendentales– e idealista en ontología especial al establecerse un jorismós en el que las cualidades secundarias son meras representaciones subjetivas).

Locke era partidario de la teoría del alma como una tabula rasa, de ahí que sostuviese que ideas y principios no le viene dados al hombre como si le fuesen innatos sino que se adquieren por experiencia.

Para Locke el entendimiento es como si se tratase de una casa vacía a la que, poco a poco, a través de la experiencia, hay que ir amueblando, arreglando y ensanchando. La experiencia hace posible que los objetos del mundo exterior vayan inscribiendo sus signos, imágenes y sus nombres en el alma «mediante su acción sobre los órganos de los sentidos».

Por ello, «Tal concepción sobre el proceso del conocimiento humano es en su fundamento una concepción materialista», como leemos en la entrada «Tabula rasa» de la edición de 1939. «Sin embargo –leemos en la edición abreviada de 1955 de tal entrada–, no es más que un materialismo metafísico, contemplativo, que considera el conocimiento como el acto puramente pasivo de la percepción de los objetos exteriores. En realidad, la acción del hombre sobre la naturaleza hace progresar el conocimiento, siendo éste inconcebible al margen de la actividad práctica del hombre».

En principio para Locke el entendimiento es sólo un «papel en blanco». Es la experiencia la que va «escribiendo» los saberes en la tabla del alma. El conocimiento es, pues, gradual y va paulatinamente familiarizándose con las ideas particulares. (Daniel López Rodríguez · Juan Locke · 15 de mayo de 2019)

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