Persona

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Del griego «prósopon» (πρόσωπον) = «máscara», la máscara con la que el actor cubre su rostro en las representaciones teatrales.

Término originado en el teatro latino, donde los actores se colocaban la máscara «per sonare» («para hablar»), y que se generalizó a través del cristianismo con los Concilios de Nicea y ??feso en los siglos IV y V, para designar a toda la humanidad, siguiendo el ideal «cosmopolita» (el mundo entero es una Polis) estoico. En tanto que puede haber personas que no sean individuales (como las tres personas de la Santísima Trinidad), es diferente a «individuo». Tampoco conviene confundir «persona» con «hombre» (Confróntese tabla). El término «persona» hay que relacionarlo con el mundo civilizado y con los valores éticos, morales y jurídico-políticos asociados a dicho mundo. Los individuos humanos se constituyen como sujetos personales cuando son considerados como iguales en cuanto a sus derechos y deberes. La persona es una institución en virtud de la cuál los individuos humanos son declarados dignos de respeto, por cuanto dicha institución los reconoce como sujetos de derechos y obligaciones. Este proceso de constitución de la persona es histórico y cultural, y su origen cabe situarlo en las sociedades antiguas más avanzadas. Por consiguiente, la expresión «persona humana» no es redundante, ya que es concebible un ser humano no personalizado (el hombre del paleolítico) y un individuo personal no-humano (los extraterrestres de la ciencia-ficción) sin incurrir en contradicción alguna.

Tipos de Ideas de Persona Ideas de persona de formato distributivo Ideas de persona de formato atributivo
Disociación entre la idea atemporal de Persona y la idea de Hombre Aristóteles, Epicuro, Juan Ginés de Sepúlveda, Max Stirner Hinduismo, Islamismo, El mito de la «raza aria»
Disociación entre la idea histórica de Persona y la idea de Hombre Fontenelle, Kant, David Ricardo, Darwinismo social, Nietzsche, Nicolás Hartmann Fichte, Hegel
Asociación entre la idea atemporal de Persona y la idea de Hombre Estoicismo, Cartesianismo Gnosticismo, Naturalismo ilustrado, El mito del «buen salvaje»
Asociación entre la idea histórica de Persona y la idea de Hombre Santo Tomás de Aquino, Leibniz, Locke, Voltaire, Iusnaturalismo, Liberalismo Teología trinitaria cristiana, Traducianismo, Joaquín de Fiore, Darwin, Marx

En el islamismo, las diferentes «Formas separadas» por él reconocidas (arcángeles, ángeles...) son personas; pero la persona humana no parece tener, en sí misma, en cuanto persona, un privilegio especial. La teología trinitaria del cristianismo, cuando se considera en función de los coros angélicos que la envuelven (coros constituidos por elementos «personales»: serafines, querubines... arcángeles, ángeles) no parece orientada en sentido antrópico; sin embargo, y a diferencia del islamismo, habría que subrayar que entre todas las criaturas, fue elegido el hombre, por encima de los serafines, querubines... para la unión hipostática de la Segunda Persona de la Trinidad; lo que permite atribuir a la teología trinitaria cristiana un significado marcadamente antropocéntrico.

La importancia de la distinción distributivo/atributivo se deduce del presupuesto según el cual la idea de persona implica pluralidad de personas. Pero «pluralidad» es tanto aquí como «totalización» de las múltiples personas que comenzamos por reconocer y que, por tanto, podrá tener las dos dimensiones señaladas. No es lo mismo, en efecto, reconocer la «pluralidad de personas angulares y humanas» en la forma atributiva en la cual la reconocían los gnósticos (la idea de un Pleroma o comunidad mística de personas divinas y humanas) que en la forma distributiva en la cual reconoce esa pluralidad un Fontenelle, o un Kant, para quienes las personas de la Tierra, o las de Saturno o Júpiter, se desarrollan independientemente, sin que pueda decirse que forman una «sociedad».

No puede atribuirse hoy (en el «presente») significado filosófico a aquellas ideas de persona que se mantengan al margen de una perspectiva histórico-evolutiva. Ello nos obliga a excluir del horizonte filosófico a cualquier análisis del campo de las personas que se mantenga al margen de ese principio, aun cuando entre los cuadros excluidos figure, por ejemplo, el nombre de Descartes. Tampoco atribuiremos significación filosófica a las Ideas de persona de formato atributivo en los casos del Hinduismo, el Islamismo, el Gnosticismo y el Traducianismo, o en el caso de Joaquín de Fiore, porque proponen la «reabsorción» de las personas humanas en una suerte de «Pleroma» sobrehumano; con ello, una tal concepción estaría conculcando la posibilidad misma de la «autonomía» ética, moral y jurídica de la persona humana.

Fuente

Enlace de interés

  • «Persona» en lechuza, la documentación filosófica en español.