Terrorismo procedimental
En su libro La vuelta a la caverna, Gustavo Bueno emplea el concepto funcional y antropológico de terrorismo procedimental por contraposición a otros conceptos de terrorismo abordados desde perspectivas ideológicas, psicológicas, éticas, políticas, etc., fundamentalmente para evitar todo tipo de reduccionismo sustancialista. Para determinar dicho concepto, distinguiremos la parte activa (la que administra la violencia) de la parte receptora (el grupo "aterrorizado" que es víctima de la violencia ejercida por la parte activa). Pues bien, el concepto de terrorismo procedimental se caracteriza a partir de los siguientes puntos:
1) El grupo que realiza las actividades violentas debe ser identificado como tal. Los terroristas procedimentales siempre dejan su "firma" y hacen públicos sus fines.
2) El carácter recurrente de la violencia. La actividad terrorista amenaza con repetirse.
3) La sorpresa y la aleatoriedad de la agresión.
4) La existencia de una complicidad objetiva por parte del grupo aterrorizado, en el sentido de que el grupo sobre el que se ejerce la agresión debe plegarse a los fines del grupo terrorista. Si las víctimas no se dejaran aterrorizar por el grupo que realiza las agresiones, el terrorismo como estrategia perdería sentido.