Diferencia entre revisiones de «Manuel Kant»

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{{cita|1=«Y esto es lo que hizo Kant: ''legitimar'' ante el racionalismo materialista ilustrado, que se alimentaba de las nuevas ciencias emergentes (la Mecánica, la [[Biología]], la [[Antropología]]), la concepción tradicional espiritualista cristiana, del [[Alma]], del [[Mundo]] y de Dios. La ''legitimación'' se lleva a cabo interpretando los resultados de la Crítica de la Razón Pura como orientados, no ya a destruir (como pretendía el [[materialismo]]) la fe tradicional en el Alma inmortal, en el orden cósmico armónico, o el Dios justo (que el [[dogmatismo]] de la metafísica tradicional pretendía demostrar científicamente), sino a poner coto a las pretensiones del materialismo, un coto tan firme como se lo ponía el dogmatismo de la metafísica tradicional. (...) De todo lo cual podríamos concluir que una de las tareas principales que el [[materialismo filosófico]] tiene que asumir en este bicentenario de la muerte de Kant sigue siendo la tarea de demolición del [[sistema]] del idealismo trascendental, si es verdad que este sigue aún vivo entre nosotros. Este es nuestro homenaje a Kant: reconocerle su vigencia y redefinir al materialismo filosófico como un sistema que sólo toma su verdadera [[conciencia]] de sí mismo por su oposición al [[idealismo]] kantiano».|2= Gustavo Bueno, en su intervención durante los ''IX Encuentros de Filosofía en Gijón,'' julio 2004, conmemorativos del bicentenario de Kant.}}
 
{{cita|1=«Y esto es lo que hizo Kant: ''legitimar'' ante el racionalismo materialista ilustrado, que se alimentaba de las nuevas ciencias emergentes (la Mecánica, la [[Biología]], la [[Antropología]]), la concepción tradicional espiritualista cristiana, del [[Alma]], del [[Mundo]] y de Dios. La ''legitimación'' se lleva a cabo interpretando los resultados de la Crítica de la Razón Pura como orientados, no ya a destruir (como pretendía el [[materialismo]]) la fe tradicional en el Alma inmortal, en el orden cósmico armónico, o el Dios justo (que el [[dogmatismo]] de la metafísica tradicional pretendía demostrar científicamente), sino a poner coto a las pretensiones del materialismo, un coto tan firme como se lo ponía el dogmatismo de la metafísica tradicional. (...) De todo lo cual podríamos concluir que una de las tareas principales que el [[materialismo filosófico]] tiene que asumir en este bicentenario de la muerte de Kant sigue siendo la tarea de demolición del [[sistema]] del idealismo trascendental, si es verdad que este sigue aún vivo entre nosotros. Este es nuestro homenaje a Kant: reconocerle su vigencia y redefinir al materialismo filosófico como un sistema que sólo toma su verdadera [[conciencia]] de sí mismo por su oposición al [[idealismo]] kantiano».|2= Gustavo Bueno, en su intervención durante los ''IX Encuentros de Filosofía en Gijón,'' julio 2004, conmemorativos del bicentenario de Kant.}}
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{{cita|1=«La razón debe abordar la naturaleza llevando en una mano los principios según los cuales sólo pueden considerarse como leyes los fenómenos concordantes y en la otra, el experimento que ella haya proyectado a la luz de tales principios. Aunque debe hacerlo para ser instruida por la naturaleza, no lo hará en calidad de discípulo que escucha todo lo que el maestro quiere, sino como juez designado que obliga a los testigos a responder a las preguntas que él les formula. De modo que incluso la física sólo debe  tan provechosa revolución de su método a una idea, la de buscar (no fingir) en la naturaleza lo que la misma razón pone en ella, lo que debe aprender de ella, de lo cual no sabría nada por sí sola. ??nicamente de esta forma ha alcanzado la ciencia natural el camino seguro de la ciencia, después de tantos años de no haber sido más que un mero andar a tientas???. (Kant, Crítica de la razón pura).
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La investigación científica consta de teoría y de experiencia.  ???La razón debe abordar la naturaleza llevando en una mano los principios según los cuales sólo pueden considerarse como leyes los fenómenos concordantes y en la otra, el experimento que ella haya proyectado a la luz de tales principios.???
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El sujeto cognoscente es activo y el objeto es pasivo, debe adecuarse al sujeto y no a la inversa. Se interroga a la naturaleza y no se la escucha pasivamente.
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En el fondo, el entendimiento encuentra en la naturaleza lo que él mismo ha puesto a priori, previamente en ella, en el objeto.
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En esto consiste el giro copernicano propugnado por Kant.
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Kant es el fundador del idealismo trascendental. Se trata de que el objeto se tiene que adecuar al sujeto cognoscente y no tanto al revés, como venía ocurriendo en la filosofía realista. No hay objeto sin sujeto. El objeto de conocimiento viene configurado a priori por el sujeto cognoscente, el Ego Trascendental. El conocimiento consta de intuición y concepto. Y todo conocimiento es empírico. La intuición por su parte viene configurada o constituida por las formas a priori de la sensibilidad trascendental, que son el espacio y el tiempo. Las impresiones sólo tienen lugar en el espacio y en el tiempo. El concepto viene establecido por los conceptos puros del entendimiento o categorías. No podemos conocer las cosas en sí mismas. Sólo conocemos fenómenos, objetos empíricos. El juicio viene a ser la conexión de un concepto con otro concepto o la conexión de un concepto con una intuición. La ciencia natural viene a ser un sistema de juicios, unos empíricos y otros a priori, los principios. La matemática es una construcción en la intuición pura a priori. Las categorías conectan con las intuiciones mediante el esquematismo trascendental.
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La metafísica no es ni puede ser ciencia puesto que carece de principios a priori. La metafísica tiene sus juicios sin pie en la experiencia y pretende hacer una ciencia pura a priori a partir de meros conceptos pero tal pretensión es vana e ilusoria. La metafísica no es ciencia a pesar de que sintamos una inclinación natural a formularnos preguntas teóricas que la propia razón se revela incapaz de responder de manera científica. La metafísica tiene un sentido subjetivo, no objetivo. No podemos conocer las ideas de la razón pura, pero sí pensarlas.
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La razón sin embargo, en su uso práctico sí que llega a certidumbres indubitables. La razón práctica tiene su primacía sobre la razón teórica. El imperativo categórico es un resultado de la acción de la razón y constituye el principio formal de la moralidad. El imperativo categórico reza así: ???Obra de tal manera que la máxima de tu acción pueda valer como principio de legislación universal???. Esto tiene como consecuencia que el hombre es un fin en sí mismo porque es libre y porque entonces es persona y no cosa. La ética kantiana es autónoma porque la razón práctica por una parte es legisladora del imperativo categórico, pero por otra parte, está sometida a él. Esta ética formal del deber por el deber de alguna manera restaura la metafísica por la puerta de atrás. Se trata de los postulados de la razón práctica. El primero consiste en la afirmación de la libertad del hombre, que es la ratio essendi de la moral, mientras que ésta es la ratio cognoscendi de la libertad. El segundo consiste en la afirmación de la existencia de Dios como conector entre felicidad y virtud. El segundo consiste en la afirmación de la inmortalidad como único medio para conectar la acción moral con la santidad en una existencia indefinida.».|2=[http://www.nodulo.org/ec/aut/fgp.htm Felipe Giménez Pérez]}}
  
 
Véanse también: [[Estética trascendental]], [[Lógica trascendental]], [[Deducción trascendental]], [[Apercepción]], [[Dialéctica trascendental]], [[Sujeto trascendental]], [[Filosofía mundana]], [[Imperativo categórico]], [[Heteronomía]].
 
Véanse también: [[Estética trascendental]], [[Lógica trascendental]], [[Deducción trascendental]], [[Apercepción]], [[Dialéctica trascendental]], [[Sujeto trascendental]], [[Filosofía mundana]], [[Imperativo categórico]], [[Heteronomía]].

Revisión de 10:33 21 jun 2012

Manuel Kant

Manuel Kant (1724-1804). Filósofo idealista alemán, adalid del Idealismo trascendental. Nació y murió en la ciudad alemana de Königsberg, en una familia humilde. Educado en el pietismo, recibió una educación muy dura y rígida, que marcaría sus hábitos vitales durante toda su vida. Ingresó en la Universidad de Königsberg, donde estudió Lógica, Metafísica y a Isaac Newton. Dio clases como profesor particular hasta que ingresó en la universidad como profesor de Metafísica. Nunca abandonó (salvo escasas ocasiones) su ciudad.

Partiendo del racionalismo de Cristian Wolff, el contacto con el empirismo de David Hume le impelió a realizar la crítica a la Metafísica tradicional, pero no desde la posición puramente empirista, sino compaginando también el racionalismo. Así, su crítica fundamental contra la Metafísica es probar que no se trata de una ciencia como la de Newton, en tanto que un juicio sintético a priori de la Metafísica no puede convertirse en fundamento de una ciencia, ya que supera los límites de la experiencia y su estructura lógica es contradictoria (p.e., Dios, en tanto que ens realissimum, como señalaba Wolff, habría de anegarlo todo por contener en sí todas las perfecciones, algo absurdo).

En general, Kant utilizó todos los conceptos de la escolástica tradicional, pero reformulados («concepto», «juicio», «raciocinio», convertidos en Estética, Analítica y Dialéctica en la Crítica de la razón pura), con vistas a salvar la concepción espiritualista cristiana, convirtiendo las Ideas puras de la Metafísica en postulados de la razón práctica.

Entre sus obras destacan las del llamado «período crítico» y «post-crítico»: Crítica de la razón pura (1781, segunda edición 1787), Crítica de la razón práctica (1788) y Crítica del juicio (1790), junto con la Fundamentación de la metafísica de las costumbres (1785) y La religión dentro de los límites de la mera razón (1793).

«Manteniendo el orden antiguo, Kant habría pasado de la subsunción de E en Mi (el sujeto está determinado por el objeto Mi) a subsumir en su revolución Mi en E (el objeto está determinado por el sujeto). (???) Esta revolución ya había sido practicada por el Cristianismo. Desde esta perspectiva, la revolución copernicana de Kant no es otra cosa sino un ciclo nuevo (que conduce al Idealismo trascendental) de la revolución instaurada por el Cristianismo. Y el eslabón entre estos dos giros es el idealismo material de Berkeley, en función del cual Kant ha sentido la necesidad de definirse. (???) Difícilmente podría entenderse una doctrina tan extravagante como la de Berkeley, que niega la evidencia más común acerca de la existencia independiente de los cuerpos que nos rodean, si no fuera porque el creacionismo cristiano había preparado y madurado la idea de que las cosas que existen como criaturas (res natae) necesitan en cada instante de la asistencia divina, en un acto de conservación muy próximo al acto de la creación. La revolución a la que Kant se refiere con su fórmula del giro copernicano y su distanciación del idealismo material de Berkeley se comprende muy bien con la revolución que representa el idealismo frente al realismo antiguo, principalmente el aristotélico y señala la fuente misma, judeocristiana, de esta revolución. (...) El giro idealista en virtud del cual E, en lugar de girar en torno a M, comienza a girar en torno a Mi (...) es el giro copernicano que permite señalar las diferencias entre el racionalismo espiritualista psicológico francés o inglés, y el racionalismo idealista de la filosofía alemana clásica inaugurada por Kant con el precedente de Leibniz. La conciencia originaria y necesaria de la identidad de sí mismo [E] es la conciencia de una unidad igualmente necesaria de la síntesis de todos los fenómenos [Mi] según conceptos (Analítica trascendental, §2, III; Pág. 271 de Crítica de la razón pura, tomo 1 de la edición Cassirer). (...) La revolución que condujo a Kant a posiciones opuestas a las del espiritualismo de cartesianos y empiristas, fue la revolución que aproximó, hasta identificarlos, a E y a Mi, y con ello alejó a M como una entidad flotante que ya no podía percibirse inmediatamente, porque sólo podía ser pensada por un sujeto que no requiriese la mediación de los sentidos, que fuera sólo pensamiento capaz de pensar el noúmeno. Incluso cuando este M se interprete, no ya como noúmeno inmaterial, sino como un noúmeno positivo y no sólo negativo, como lo era la cosa en sí». Gustavo Bueno, «Confrontación de doce tesis características del sistema del Idealismo trascendental con las correspondientes tesis del Materialismo filosófico», El Basilisco, núm. 35 (2004), Proyecto Filosofía en español.
«Y esto es lo que hizo Kant: legitimar ante el racionalismo materialista ilustrado, que se alimentaba de las nuevas ciencias emergentes (la Mecánica, la Biología, la Antropología), la concepción tradicional espiritualista cristiana, del Alma, del Mundo y de Dios. La legitimación se lleva a cabo interpretando los resultados de la Crítica de la Razón Pura como orientados, no ya a destruir (como pretendía el materialismo) la fe tradicional en el Alma inmortal, en el orden cósmico armónico, o el Dios justo (que el dogmatismo de la metafísica tradicional pretendía demostrar científicamente), sino a poner coto a las pretensiones del materialismo, un coto tan firme como se lo ponía el dogmatismo de la metafísica tradicional. (...) De todo lo cual podríamos concluir que una de las tareas principales que el materialismo filosófico tiene que asumir en este bicentenario de la muerte de Kant sigue siendo la tarea de demolición del sistema del idealismo trascendental, si es verdad que este sigue aún vivo entre nosotros. Este es nuestro homenaje a Kant: reconocerle su vigencia y redefinir al materialismo filosófico como un sistema que sólo toma su verdadera conciencia de sí mismo por su oposición al idealismo kantiano». Gustavo Bueno, en su intervención durante los IX Encuentros de Filosofía en Gijón, julio 2004, conmemorativos del bicentenario de Kant.
«La razón debe abordar la naturaleza llevando en una mano los principios según los cuales sólo pueden considerarse como leyes los fenómenos concordantes y en la otra, el experimento que ella haya proyectado a la luz de tales principios. Aunque debe hacerlo para ser instruida por la naturaleza, no lo hará en calidad de discípulo que escucha todo lo que el maestro quiere, sino como juez designado que obliga a los testigos a responder a las preguntas que él les formula. De modo que incluso la física sólo debe tan provechosa revolución de su método a una idea, la de buscar (no fingir) en la naturaleza lo que la misma razón pone en ella, lo que debe aprender de ella, de lo cual no sabría nada por sí sola. ??nicamente de esta forma ha alcanzado la ciencia natural el camino seguro de la ciencia, después de tantos años de no haber sido más que un mero andar a tientas???. (Kant, Crítica de la razón pura).

La investigación científica consta de teoría y de experiencia.  ???La razón debe abordar la naturaleza llevando en una mano los principios según los cuales sólo pueden considerarse como leyes los fenómenos concordantes y en la otra, el experimento que ella haya proyectado a la luz de tales principios.???

El sujeto cognoscente es activo y el objeto es pasivo, debe adecuarse al sujeto y no a la inversa. Se interroga a la naturaleza y no se la escucha pasivamente.

En el fondo, el entendimiento encuentra en la naturaleza lo que él mismo ha puesto a priori, previamente en ella, en el objeto.

En esto consiste el giro copernicano propugnado por Kant.

Kant es el fundador del idealismo trascendental. Se trata de que el objeto se tiene que adecuar al sujeto cognoscente y no tanto al revés, como venía ocurriendo en la filosofía realista. No hay objeto sin sujeto. El objeto de conocimiento viene configurado a priori por el sujeto cognoscente, el Ego Trascendental. El conocimiento consta de intuición y concepto. Y todo conocimiento es empírico. La intuición por su parte viene configurada o constituida por las formas a priori de la sensibilidad trascendental, que son el espacio y el tiempo. Las impresiones sólo tienen lugar en el espacio y en el tiempo. El concepto viene establecido por los conceptos puros del entendimiento o categorías. No podemos conocer las cosas en sí mismas. Sólo conocemos fenómenos, objetos empíricos. El juicio viene a ser la conexión de un concepto con otro concepto o la conexión de un concepto con una intuición. La ciencia natural viene a ser un sistema de juicios, unos empíricos y otros a priori, los principios. La matemática es una construcción en la intuición pura a priori. Las categorías conectan con las intuiciones mediante el esquematismo trascendental.

La metafísica no es ni puede ser ciencia puesto que carece de principios a priori. La metafísica tiene sus juicios sin pie en la experiencia y pretende hacer una ciencia pura a priori a partir de meros conceptos pero tal pretensión es vana e ilusoria. La metafísica no es ciencia a pesar de que sintamos una inclinación natural a formularnos preguntas teóricas que la propia razón se revela incapaz de responder de manera científica. La metafísica tiene un sentido subjetivo, no objetivo. No podemos conocer las ideas de la razón pura, pero sí pensarlas.

La razón sin embargo, en su uso práctico sí que llega a certidumbres indubitables. La razón práctica tiene su primacía sobre la razón teórica. El imperativo categórico es un resultado de la acción de la razón y constituye el principio formal de la moralidad. El imperativo categórico reza así: ???Obra de tal manera que la máxima de tu acción pueda valer como principio de legislación universal???. Esto tiene como consecuencia que el hombre es un fin en sí mismo porque es libre y porque entonces es persona y no cosa. La ética kantiana es autónoma porque la razón práctica por una parte es legisladora del imperativo categórico, pero por otra parte, está sometida a él. Esta ética formal del deber por el deber de alguna manera restaura la metafísica por la puerta de atrás. Se trata de los postulados de la razón práctica. El primero consiste en la afirmación de la libertad del hombre, que es la ratio essendi de la moral, mientras que ésta es la ratio cognoscendi de la libertad. El segundo consiste en la afirmación de la existencia de Dios como conector entre felicidad y virtud. El segundo consiste en la afirmación de la inmortalidad como único medio para conectar la acción moral con la santidad en una existencia indefinida.». Felipe Giménez Pérez

Véanse también: Estética trascendental, Lógica trascendental, Deducción trascendental, Apercepción, Dialéctica trascendental, Sujeto trascendental, Filosofía mundana, Imperativo categórico, Heteronomía.

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