Diferencia entre revisiones de «Categoría:Filosofía Política»

De Enciclopedia Symploké, la enciclopedia libre.
Saltar a: navegación, buscar
 
()
Línea 1: Línea 1:
EL COMUNITARISMO  Y EL RETORNO A LAS VIRTUDES CIUDADANAS
 
  
POR C??SAR LACHIRA SÁENZ.
 
 
Desde la década de los ochenta,  un nuevo paradigma recorre el globalizante mundo liberal, algunos consideran que es un socialismo renovado, otros los acusan de ser una filosofía en retro-griego, también son calificados como enemigos del pensamiento liberal, sin embargo, hay quienes se refieren a éste, como un humanismo colectivista antítesis del individualismo a ultranzas, su nombre: el comunitarismo. Entendámosla como una reflexión epistemológica, que vincula lo político, jurídico, social y moral. Es una reflexión que se ubica en el ser (por eso es vivencial), en su connotación objetiva y subjetiva, por tanto no resulta fácil separar y distinguir lo  subjetivo y objetivo del contexto global de la reflexión.
 
Podemos afirmar, que es un paradigma que busca comprometerse con las preocupaciones que nacen de la vida cotidiana, de las dificultades que experimentamos en nuestras relaciones sociales, buscando responder a un conjunto de interrogantes donde las respuestas suelen tener argumentos de filosofía moral, política y social. Se afirma que es un discurso de compromiso, pues sus argumentos buscan tener un respaldo en la praxis, al menos se busca mantener esa relación de congruencia. Es una experiencia donde los conceptos abstractos  toman matices de comprensión concreta y de  acción real. En su concepción de la realidad  lleva implícita la idea de lo moral concebida en términos vivenciales y concretos. Digamos, que busca establecer un compromiso ontológico, donde las sociedades o comunidades políticas son los destinatarios de los valores  que se forjan en la tradición, en la historia y  en la cultura, que marcan las pautas del comportamiento de los individuos en la comunidad.
 
En el contexto comunitarista el individuo es social, es una forma social-histórica real que se ubica dentro de un contexto cultural, de ahí, que no existe un sujeto individual al margen de su contexto comunal. En este paradigma se establece una primacía en el bien común que constituye la base de las reglas y procedimientos políticos, y tiene un sustento moral concreto con las costumbres y nuestra idea de las virtudes del bien humano reflejadas en las normas consuetudinarias. Los conceptos en el comunitarismo tienen una procedencia empírica, distinta a la concepción metafísica, un ejemplo, lo es la moral, que en la tradición idealista se pierde en el universo de la abstracción, sin embargo, en el comunitarismo, es parte de la praxis social de los individuos, y que tiene que ver con las decisiones que tomamos a diario, entre lo que es justo o injusto,  bueno o malo, entre lo que deseo como individuo o lo que es mejor para la sociedad.  A partir de estas reflexiones se entra en una discusión con otras concepciones, abriéndose un gran campo de configuración teórica ideo-política.
 
El comunitarismo toma matices que habían sido objeto de reflexión marxista, respecto a la vinculación entre la ideología y la praxis social de los individuos. Marx había sostenido que toda discusión epistemológica conducía necesariamente al terreno de lo real y no se restringe a los procesos cognoscitivo, pues, en el ámbito del conocimiento social la disputa nos conduce a la ontología de los hechos socio-históricos, donde el sujeto, como constructor de su propia historias también elabora su mapa mental de representaciones simbólicas  de la realidad en la cual justifica su proceder.
 
El definir y comprender conceptos como la moral, de acuerdo al comunitarismo, debe de hacerse bajo la perspectiva en mención; no puede ser vista como elucubración limitada de la subjetividad, sino como manifestación de las conductas de los individuos que expresan su ideología y justifican su accionar real. El pensar respecto a lo que es el ser humano, de la relación entre el sujeto (yo) y los otros sujetos (yoes) nos lleva a reflexionar sobre temas que la filosofía marxista había tratado como la cosa en si y la cosa para si, donde ambas reflexiones concluyen que los individuos actúan en concordancias de sus ideas, por tanto desechan la supuesta neutralidad del sujeto.
 
Para los comunitaristas, los sujetos no somos entes individuales sino sociales y relacionales, y gracias a ello se toma conciencia de nuestra inserción en el mundo y profundizamos en ella; es darnos cuenta que los otros están presente en nuestra conciencia, de ahí, que exista una situación de compromiso que se manifiesta en nuestras construcciones sociales como puede ser la justicia, igualdad, equidad, etc.  Refieren que los políticos, jueces, y operadores jurídicos, aplican la justicia en función de sus creencias y convicciones de los que creen que es bueno y o justo; de alguna manera la moral se traslada de la visión subjetiva a la objetiva.
 
No les falta la razón a los comunitaristas cuando afirman que los individuos suelen tomar una posición en razón de sus valores, puesto que la moral es intencional; de ahí, que sus creencias se circunscriben a un marco referencial que les brinda argumentos suficientes, ya sea en posiciones individualistas o comunitarias. Es de entender que esta polémica no es nueva, es una añeja discusión respeto a la moral idealista y la posición materialista que en su momento confrontó teóricamente a Hegel y Marx .
 
Los comunitaristas, en sus reflexiones sobre la sociedad moderna coinciden en que los valores morales se han perdido o abandonado, y orientan su mirada hacia el pasado, y proponen  un ideal de moral basado en la recuperación de las tradiciones, en una forma de implosión histórica. Bajo esta perspectiva, tema como la moral se ve no sólo como una preocupación de búsqueda, sino también de pérdida de valores y de nuestra consideración de lo que es la felicidad en la vertiente humanista. La moral como tal resulta vital en términos de la espiritualidad colectiva de la comunidad.
 
Si algo destaca a los comunitaristas, es que la polémica no sólo tiene que ver con ideas, sino también, de la coherencia con la praxis de lo social, político, jurídico y moral asociadas a ella. No es una confrontación en la abstracción del  deber ser,  sino en el ser  de los hechos y acciones de las conductas humanas; de ahí, que en el plano de la política práctica cuestionan seriamente a las posiciones liberales, no sólo de sus postulados sino del conjunto de errores y limitaciones llevadas a cabo por la aplicación de sus políticas públicas, así como de los errores, que a la postre son causales de los males e injusticias por la que atraviesa la sociedad.
 
El paradigma comunitarista busca combinar elementos de la tradición y de la historia del mundo antiguo con elementos de la modernidad, puesto que aceptan el devenir histórico actual, saliendo al paso de quienes los acusan de haberse quedado atrapados en la historia, claro, el asunto resulta complejo, puesto que no es fácil combinar un orden basado en  las virtudes en una sociedad del mundo antiguo con los de la sociedad contemporánea cuyo matiz es más individual que colectivo. Lo anterior crea una situación compleja, pero al tiempo atractiva, que obliga hallar un difícil equilibrio entre los derechos individuales y el bien común.
 
Como paradigma, el comunitarismo, lo constituyen un conjunto de doctrinas de filosofía política y teorías morales contemporáneas, que han  sido retomados por movimientos sociales  y partidos políticos en el mundo que ven en él, una Tercera vía distinta a las posiciones del fundamentalismo y a los impulsores del laissez faire representadas por el liberalismo moderado y extremo. Podemos afirmar, asumiendo un tono de defensa, que el comunitarismo no es una doctrina del pasado, sino una interpretación del presente en base a la experiencia del pasado, que busca en la historia la recuperación del espíritu del pueblo, y que hoy a la luz del total fracaso del modelo neoliberal que se manifiesta en la actual crisis  del sistema financiero norteamericano toma una mayor presencia.
 
Lo que inspira a los comunitaristas es la filosofía de los viejos brujos de la sabiduría, como Aristóteles, Plantón, Sócrates, por eso afirmamos que es una implosión histórica del pensamiento antiguo, que toma actualidad en el desarrollo del paradigma. La búsqueda de soluciones hace que el hombre se acerque al pasado buscando la forma en que los hombres de ayer pensaban sentían y deseaban.  De Aristóteles toman  la ética, especialmente, su concepción de la virtud, puesto que al igual de este pensador griego, comparte la idea de que  el fin de nuestros actos  debe ir en  correspondencia con el de la polis, es más no es suficiente con que sean idénticos, sino que el de la polis deberá estar por encima al deseo individual, lo que lo haría más hermoso para el resto de ciudadanos.
 
La ??tica a Nicómaco de Aristóteles se convierte en el libro que argumenta solidamente el concepto de la virtud, que resulta indispensable en el matiz teórico de la construcción del comunitarismo. También lo es la doctrina socrática, y la de Platón, a quienes toma como sus referentes configurativos. Conceptos como la virtud, el bien, lo bueno, la felicidad, el bien común, son pilares en la construcción ideológica. Por ejemplo: el bien de  Platón, donde  la virtud consistiría en el conocimiento y realización del bien. De Sócrates, La virtud es sabiduría; el vicio, ignorancia. Es sabio quien conoce esas leyes fijas, es decir, lo que es el bien; quien conoce el bien posee ciencia y puede enseñarla. La virtud es enseñable. De Aristóteles: El fin último del hombre es la consecución de la felicidad???Todo hombre es él-y???su-circunstancia???el entendimiento y la costumbre.
 
Por otro lado sus referentes críticos son el iusnaturalismo racionalista, especialmente los contractualistas como Hobbes, Locke, y Rosseau. Hacen un serio cuestionamiento del Estado que emerge del contrato social, destacando la problemática que tiene que ver con la vida social, el bienestar colectivo y los diversos modos de redistribución del ingreso, riqueza, derechos y capacidades que le han dado un perfil distintivo al capitalismo. Como críticos del contractualismo, no creen que este hecho haya ocurrido, de que los hombres racionalmente acordaron el pacto social. Tal hecho no tiene sustento histórico. ???Consideran que la tesis del contrato responde a la necesidad de regular la dominación desde la idea de la voluntad unida del pueblo. Se trata, pues, de una idea regulativa, y no constitutiva, de la experiencia. En otros términos, la idea del contrato sirve como modelo de perfección para sistematizar la experiencia, porque no esta destinada a constituirla, sino a regularla???.
 
La idea de una convención establecida por los hombres con el fin de fundar el Estado resulta ingenua, en realidad, pueda que tenga una explicación a posteriori, a partir de un principio de autoevidencia que no necesita una demostración. En el hecho de que hubiese ocurrido, refieren los comunitaristas, habría que conocer las condiciones de ese acuerdo y saber si representan el carácter de reciprocidad que constituye la esencia del acuerdo, y evaluar en que medida las voluntades que se comprometieron son capaces de determinar la estructura del orden social derivado.
 
También son críticos del movimiento liberal de inspiración kantiana, y esto constituye un elemento de homogeneidad en la diversidad que constituyen; algunos son antiliberales y se presentan como enemigos de la ilustración del siglo de las luces, en tanto que otros suelen tener argumentos cercanos al liberalismo. Los primeros, cuestionan el proyecto ilustrado que argumenta a la razón como suficiente para dar sentido a la vida en razón del esquema que instrumenta la vida cotidiana. Su cuestionamiento a Kant, respecto al yo absoluto  (el yo soy como único en mis intereses), a su concepción de la libertad absoluta,  que niega la presencia de límites al ejercicio de la libertad. No aceptan el absoluto kantiano de la identidad al sujeto. Rechazan que la razón y sus exigencias sean las mismas en todos los individuos, y por lo mismo,  no es posible pensar que los individuos deberían seguir el mandato de su razón. Expresan su oposición al universalismo ético kantiano que postula la moral universalista como centro de la razón práctica, puesto que es una limitante, que no permite el transito del yo  al nosotros, así como el poder entender la relativización de la ética y la moral propia de cada comunidad.
 
Como se aprecia, la crítica al  yo kantiano, es decir, al individualismo exacerbado, se da, porque impulsa la exaltación y la autonomía del ego, que se traduce en un yo libertario. Esta pauta ideológica ha servido de sustento a la posición liberal respecto al yo especialmente en la formulación hechas por Robert Nozic. Por otro lado, rechazan la separación de los hombres a base  de alimentar las diferencias, argumentada en la sentencia de Protágoras: El hombre es la medida de todas las cosas,  las que son en cuanto son y de las que no son en cuanto no son.  Acusan que bajo esta textura, la sociedad se reduce a una suma mecánica de los individuos, que buscan maximizar sus beneficios, y que, equivocadamente, se piense que en esa misma medida la sociedad maximiza los suyos, hecho que a la postre no resulta cierto, puesto que el individuo en su afán de multiplicar sus beneficios atenta con los intereses de la comunidad.
 
Tratándose de una reflexión en retro, lo comentado anteriormente, no es más que traer nuevamente a la mesa de discusión las críticas que Hegel le hacía a Kant respecto a la autonomía del sujeto y de sus obligaciones con la comunidad, pues, ???mientras Kant aludía a la existencia de ciertas obligaciones universales que debían prevalecer sobre aquellas más contingentes derivadas de nuestra pertenencia a una comunidad particular, Hegel invertía aquella formulación para otorgar prioridad a nuestros lazos comunitarios. Así, en lugar de valorar ???junto a Kant- el ideal de un sujeto autónomo, Hegel sostenía que la plena realización del ser humano derivaba de la más completa integración de los individuos en su comunidad.???  Tales argumentos son cruciales en la confrontación entre comunitaristas y liberales, por lo que más adelante volveremos a retomarlos.
 
El comunitarismo se puede analizar bajo distintas vertientes, una de connotación teórica y de praxis-política, y otra como movimiento de reivindicación de la comunidad y su relación con el Estado nacional. Es de entender, por tanto, que no existe una homogeneidad de ideas en sus impulsores. Por un lado tenemos a  autores como MacIntyre y  Sandel, que recuperan el modelo de comunidad-nación, que ha sido negado y olvidado en el desarrollo de la modernidad liberal; y otros como Walzer y Taylor, que buscan dentro del plano de lo teórico- político realzar a la comunidad como un ente moral-cultural que ha marcado la tradición de los pueblos, donde el interés colectivo esta sobre el interés individual; se apela a los derechos colectivos y se demanda el reconocimiento de la diversidad de las culturas. Otros representantes como Amitai Etzioni, para algunos considerados como el padre de la Tercera Vía, proponen un marco ideológico de lo que puede llegar a ser  una buena sociedad desde el comunitarismo. Este proyecto se encuentra en una línea intermedia del extremismo comunista y el liberalismo individualista. No obstante las diferencias que podamos encontrar entre uno y otro, también ubicamos puntos en común, que bien valdría delinear a la luz de cada autor.
 

Revisión de 09:46 27 dic 2008

Subcategorías

Esta categoría contiene las siguientes 3 subcategorías, de un total de 3.